martes, 29 de marzo de 2011

Fenómenos sociales, políticos y económicos de globalización en el mundo actual

Actividades 46 al 55:    Fenómenos sociales, políticos y económicos de globalización en el mundo actual
Actividad 46. Análisis de texto escrito.

Instrucciones: Realizar la lectura: Interpretación del nuevo orden mundial y hegemonía estadounidense. Identificar las ideas principales (INITE, 2009).
Interpretación del nuevo orden mundial y hegemonía estadounidense
Estados Unidos se convirtió en la única potencia mundial después de la desaparición del mundo bipolar. El fin de ese mundo estuvo marcado por el cese del conflicto político-ideológico Este-Oeste entre la Unión Soviética y Estados Unidos, después de la desaparición de la URSS, y por el colapso del socialismo real, que tuvo como inicio significativo la caída del Muro de Berlín, que dividía Alemania en dos. Esta nueva hegemonía no significó el fin de los conflictos bélicos que habían caracterizado la época anterior. Por el contrario, se produjeron constantes enfrentamientos que permitieron asentar la supremacía política y comercial de Estados Unidos. Sin embargo, análisis recientes de la situación mundial han señalado la crisis cada vez más fuerte de Estados Unidos, que está dando paso a una hegemonía multilateral, con nuevos países emergentes.
La caída del estatismo soviético y consolidación del capitalismo
A su caída, la URSS era una potencia militar y la tercera economía del mundo; sin embargo, su desarrollo se había estancado desde inicios de los años ochenta, entre otras cosas, por la incapacidad estatal de promover la transición del país a la era de la información. La Unión Soviética perdió la posibilidad de incorporarse a las revoluciones tecnológicas de la información a mediados de los setenta, mientras que las economías de los países occidentales centraron su desarrollo en ellas. Se creó así una brecha tecnológica entre el bloque socialista y las economías occidentales.
La supremacía del imperio estadounidense
La caída de la Unión Soviética dejó a Estados Unidos sin un contrapeso en el escenario mundial, lo que le permitió consolidarse como la primera potencia militar con intereses financieros, industriales y comerciales en diversas partes del mundo. Desde esta posición el gobierno estadounidense ha buscado ejercer protectorados militares en regiones estratégicas para la economía capitalista. Las políticas estadounidenses deciden, de manera unilateral, cuándo y cómo intervenir en cualquier nación, ante trastornos políticos, religiosos o sociales, con el objetivo de asegurar el comercio y los intereses financieros de las empresas que ese país representa.
En este programa de supremacía global, el presupuesto militar continúa siendo fundamental, a tal grado que no ha sufrido grandes cambios, no obstante el fin de la Guerra Fría.
La idea de la supremacía norteamericana fue expresada por Les Aspin, secretario de Estado en la administración de Bill Clinton, quien declaró que Estados Unidos debe ser la única nación del mundo que mantiene.
Durante los últimos años del siglo XX y los primeros del XXI, la política internacional de Estados Unidos ha debilitado la influencia de los organismos e instituciones internacionales, que habían sido fuentes de derecho para las relaciones entre Estados. La ONU, por ejemplo, ha sido incapaz de contener las acciones intervencionistas de Estados Unidos en distintas partes del mundo.
En el caso de los derechos humanos, el gobierno estadounidense se ha negado a reconocer las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre la situación de los presos que Estados Unidos tiene en Guantánamo, con el argumento de que son "enemigos de la democracia y de la libertad". El gobierno estadounidense tampoco ha reconocido el estatus de la Corte Internacional de la Haya para juzgar a criminales de guerra.
La política estadounidense posterior a la desintegración del socialismo real, fue iniciada bajo el régimen del presidente George Bush, padre. En enero de 1991, este personaje declaró, mientras sus aviones bombardeaban Bagdad y Basora, que Estados Unidos lideraría "un nuevo orden mundial en el que diversas naciones se unirían en una causa común para lograr las aspiraciones universales de la humanidad: paz y seguridad, libertad y el imperio de la ley".
Estados Unidos logró, por un tiempo, ejercer la supremacía en la economía mundial, convirtiéndose en el capital dominante en las finanzas, en la farmacéutica y en la biotecnología, así como en las tecnologías de la información y en el comercio; es decir, en los sectores más importantes de la "nueva economía".
Conflictos bélicos después de la desintegración del socialismo
La desaparición de la Unión Soviética y, con ella, la reestructuración de un mundo bajo la hegemonía de Estados Unidos no significó el fin de los conflictos bélicos. Por el contrario, muchas de las tensiones manifiestas durante la Guerra Fría han cobrado nueva fuerza y provocado fuertes conflagraciones.
La guerra del golfo Pérsico
La existencia de reservas de petróleo y gas en Medio Oriente han convertido esta región en estratégica para Estados Unidos, sobre todo desde los años setenta, cuando la economía estadounidense empezó a depender en mayor medida de la producción petrolera generada en esta zona.
En el caso del conflicto bélico entre Irán e Irak (1981- 1988), Estados Unidos apoyó al gobierno de Sadam Hussein para frenar la expansión del fundamentalismo islámico iraní, que ponía en peligro la estabilidad política de la zona y, por consiguiente, su acceso a la producción petrolera de Arabia Saudita. En 1989, la administración de George H.W. Bush otorgó créditos al régimen iraquí por mil millones de dólares. La justificación fue que Irak era muy importante para los intereses de estadounidenses en el Medio Oriente, pues podía influir en el proceso de paz con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP); además, Irak ofrecía grandes oportunidades de negocios a las compañías estadounidenses.
El conflicto de los Balcanes
La desintegración de Yugoslavia se inició con la independencia de naciones como Croacia y Eslovenia, en 1991. Estos movimientos fueron apoyados por los países católicos europeos y por el Vaticano. Una vez independizada, Croacia comenzó a desarrollar su fuerza militar, logrando igualar en poco tiempo al ejército yugoslavo, dominado por los serbios.
Enfrentados en una guerra abierta, Serbia y Croacia recrudecieron los odios étnico-religiosos y fomentaron expresiones de violencia desbordada: violaciones a los derechos humanos, tortura, masacre de civiles, limpieza étnica, bombardeos indiscriminados, campos de concentración. La prensa occidental atribuyó a los serbios mayor brutalidad, aunque los excesos fueron ejecutados por ambos bandos
El nuevo enemigo del imperio estadounidense
El poder hegemónico de Estados Unidos fue incuestionable durante la última década del siglo xx. Su posición estuvo favorecida por el boom especulativo de su economía, entre 1995 y 1999; sin embargo, inició el siglo XXI con un periodo de recesión, y las compañías norteamericanas empezaron a ser desplazadas por sus contrapartes europeas. Durante los primeros años del siglo XXI, la presencia militar de Estados Unidos en el Medio Oriente no se había traducido en un control absoluto de la producción petrolera; en Latinoamérica, varios países cuestionaban el predominio de los intereses norteamericanos sobre la región y sus intentos por crear un mercado continental o Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
El nuevo enemigo del imperio estadounidense, el terrorismo islamista, tenía en Al-Qaeda su máximo exponente. La organización, además, estaba perfectamente adaptada a la era de la globalización; tenía ramificaciones multinacionales, tanto en naciones árabes, como en países occidentales; contaba con redes financieras y recursos económicos para su funcionamiento; tenía conexiones mediáticas para difundir sus comunicados, centros de enseñanza y de formación, órganos de propaganda y manejaba intensivamente la red informática. Paradójicamente, Osama Bin Laden, líder de Al-Qaeda, había sido entrenado y financiado por Estados Unidos durante los años setenta, para conformar brigadas islamistas que combatieran al ejército soviético en Afganistán; estas mismas brigadas fueron la base de la nueva organización antiestadounidense.
La invasión a Irak y los intereses petroleros
La ofensiva contra el terrorismo no terminó con la ocupación de Afganistán, que sólo representaba un paso en la estrategia imperialista de Estados Unidos. Después, se enfocó en los países petroleros de la región, que desde tiempo atrás significaban un problema para los intereses estadounidenses: Irán e Irak. Asimismo, se incluyó a Corea del Norte. Estados Unidos los acusaba de ser gobiernos que protegían y financiaban terroristas y que poseían armas de destrucción masiva, lo que ponía en peligro la paz mundial

Actividad 47.. Surgimiento del nuevo orden mundial.
Instrucciones: Elabora por escrito y en pareja comentarios generales acerca de cada uno de los fenómenos sociales, políticos y económicos que se te presentan a continuación. Si lo consideras necesario puedes consultar otras fuentes de información (libros, periódicos, revistas e Internet). Guarda tu ejercicio, se retomará después. 

 Fenómenos sociales, políticos y
económicos contemporáneos de la sociedad


La desarticulación de la Unión Soviética
Reflexiones criticas





La supremacía del imperio estadounidense


La caída del muro de Berlín significó el fin del orden mundial bipolar



(Ríos, 2009)

Actividad 48. . Realizar la lectura e identificar las ideas principales: La globalización en el mundo actual (INITE, 2009).
La globalización en el mundo actual
Aunque el proceso de globalización no es reciente, pues surgió con el capitalismo hace ya cerca de 500 años, el tipo de globalización que hoy vivimos tiene características particulares. Actualmente está asociada a las medidas instrumentadas por empresas y gobiernos, desde mediados de la década de los setenta, para reestructurar el sistema capitalista que había entrado en crisis.
Tales medidas se sistematizaron en el Consenso de Washington. En un principio se trató de un listado de políticas económicas consideradas por los organismos financieros internacionales para los países latinoamericanos, con el objetivo de impulsar su crecimiento, tras la crisis del modelo de desarrollo de sustitución de importaciones. Posteriormente se convirtió en un programa de aplicación mundial que implicó la instrumentación de medidas como las siguientes: disciplina fiscal, reordenamiento de las prioridades del gasto público, reforma impositiva, liberalización de las tasas de interés, una tasa de cambio competitiva, liberalización del comercio internacional y entrada de inversiones extranjeras directas, privatización, desregulación laboral y derechos de propiedad.
Estas acciones tuvieron como objetivo incrementar la acumulación del capital y la productividad de las empresas por medio de tres estrategias:
a)         Disminuir el costo del trabajo: salarios bajos, desregulación de las relaciones laborales, debilitamiento del sindicalismo, entre otras medidas.
b)         Debilitar el papel del Estado como redistribuidor de la riqueza: privatización de sectores económicos y servicios públicos; programas de ajuste estructural y de austeridad impuestas por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI); reducir el pago tributario de las empresas.
c)         Fomentar el libre cambio: eliminar obstáculos al flujo de mercancías y capitales en el mundo.
Los agentes de la globalización
Los organismos internacionales que promueven y regulan la dinámica de la globalización, "el consejo de vigilancia planetaria", son la Organización Mundial de Comercio (OMC), el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se oponen a las barreras arancelarias y a todo tipo de reglamentación que obstaculice la libre circulación de capitales y mercancías. Por ejemplo, la OMC, que sustituyó al GATT, en 1995, se abroga el poder sobre los países miembros de calificar si las legislaciones nacionales en materia de trabajo, ambiente o salud pública son "contrarias a la libertad de comercio" o no, y exigir su derogación, por encima de la soberanía de esas naciones.
La globalización de los mercados, intercambio internacional de bienes y servicios, se vio favorecida con el desarrollo de la revolución informática. Tal incremento se debió, sobre todo, al uso de las computadoras personales a inicios de los ochenta. Se ha creado así, una economía capitalista interconectada que abarca todo el planeta, a través de la cual se realizan la mayoría de las transacciones financieras. Las tecnologías electrónicas y los sistemas modernos de transporte y comunicaciones permiten que esta red financiera y de negocios funcione de manera eficiente. Podemos decir que, por primera vez en la historia, todo el planeta está organizado en torno a un conjunto de reglas económicas comunes. Esta revolución de las tecnologías de la información ha acelerado la concentración de capital y de poder en las empresas transnacionales.
Los defensores de la globalización argumentan que no es posible ni deseable imponer algún tipo de regulación social o política a la economía mundializada, por ser una vía para el crecimiento y la prosperidad económica de todos los países del orbe; sin embargo, para todos es evidente que el libre flujo de mercancías y capitales ha beneficiado a los grandes consorcios transnacionales, en perjuicio de las economías de países en vías de desarrollo, como México, que han visto crecer el abismo que los separa de las potencias más ricas del planeta, el llamado grupo de los siete (G7): Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Francia, Italia, Japón y Canadá. Los globalizadores son este selecto club de países, los globalizados son los países emergentes que han padecido los estragos de las crisis financieras globalizadas.
Varias de las crisis económicas por las que han atravesado los países emergentes han sido generadas por el capital financiero. La salida masiva de capitales de un país determinado lo obliga a rematar sus fuentes estratégicas de riqueza como los hidrocarburos y las telecomunicaciones, a favor de las empresas transnacionales. Así, las economías nacionales están controladas por los mercados financieros y por las transnacionales. (INITE, 2009).

Actividad 49. Problematización
• Instrucciones: Elaborar un análisis crítico-reflexivo de cada uno de los agentes de la globalización, a partir de la lectura realizada de uno de los fenómenos sociales, políticos y económicos que han repercutido en el mundo actual. Si se considera necesario, pueden consultar otras fuentes de información (libros, periódicos, revistas e Internet). Guardar el ejercicio, se retomará después.

Los agentes de la globalización
Análisis crítico-reflexivo
1) Acuerdos comerciales
       El libre comercio no se aplica del mismo modo para algunos países
       Tipos de acuerdos comerciales:
o Acuerdo de libre comercio de la Américas o Cooperación económica Asia-Pacífico o Mercado común del sur
o Tratado de Libre Comercio para América del Norte

2) Multinacionales y Trasnacionales
       Empresas que actúan en forma simultánea en varios países
       Beneficio de mano de obra barata, multiplican sus beneficios sin aumentar sus costos
       Influencia en los países donde actúan, controlan el 70 % del comercio mundial

3) Instituciones financieras.
Los "responsables" de la globalización. Controlan y manejan los acuerdos comerciales. Imponen las reglas comerciales y fomentan la desigualad económica, política y social.
       FMI. Creado en 1944 y lo integran 184 países
       Banco Mundial. Creado en 1944 y lo integran 184 miembros
       G-7. Grupo de los siete países más industrializados del mundo: Alemania, Canadá, EEUU, Francia, Gran Bretaña, Japón y Italia.


 (Ríos, 2009)
Actividad 50. Realizar la lectura: Capitalismo y desarrollo sustentable (INITE, 2009).
Capitalismo y desarrollo sustentable
¿Se ha sacrificado a la Tierra en aras de las ganancias materiales? Todo parece indicar que así está sucediendo, si no frenamos la voracidad del sistema económico capitalista que ha convertido en mercancía prácticamente todo lo existente y lo creado. Nosotros tenemos capacidad de acción como consumidores. Debemos entender que varios de los productos que usamos en nuestra vida diaria, tanto en su producción como en su utilización y desecho, representan una afectación para nuestro entorno natural, un costo que tendremos que pagar si no encontramos soluciones a nuestros problemas.
La explotación irracional de los recursos naturales, la contaminación del aire, la tierra y el agua, la afectación a la biodiversidad, han alterado el ritmo de la naturaleza, a tal grado que hoy el término "calentamiento global" forma parte de nuestro lenguaje cotidiano. No se trata del fin del mundo, pero tenemos que cambiar el rumbo. Nosotros y, sobre todo, los países desarrollados, que generan anualmente dos mil millones de toneladas de residuos industriales sólidos y cerca de 350 millones de toneladas de detritos peligrosos.
Los estragos generados en el ambiente por la producción, uso y desecho indiscriminado de todo tipo de objetos de la vida moderna, comenzaron a estar presentes en la conciencia mundial desde los años ochenta, dando lugar al surgimiento de un proyecto que pretendía conciliar el crecimiento económico con la protección del entorno natural, al que se llamó "desarrollo sustentable". En la actualidad, muchos países han adoptado medidas para ajustarse a un desarrollo sustentable; otros, no; el caso de China, es el más sintomático, ya que debido a su gran actividad industrial de los últimos años, se ha convertido en el primer emisor de gas de efecto invernadero del planeta
Los acuerdos internacionales para tratar de contrarrestar el calentamiento global y la destrucción de la capa de ozono han tenido la oposición decidida del gobierno estadounidense, que se ha negado a firmar el Protocolo de Kioto para reducir la emisión de gas con efecto invernadero. Los intereses de las empresas transnacionales afectan negativamente el desarrollo sustentable, en la medida en que los flujos de inversiones que generan contaminantes buscan asentarse en países con una regulación ambiental baja para evadir restricciones, pero que de cualquier manera contaminan a todo el planeta. Por ello, en la Cumbre celebrada por la ONU en Johannesburgo en 2002, se calificó a la globalización como "el enemigo público número uno" del desarrollo sustentable.
En este mundo de flujo continuo de capitales, mercancías e información, se han desarrollado también poderosas organizaciones criminales interconectadas en actividades conjuntas por todo el planeta. Este fenómeno afecta profundamente a la economía, la política y la seguridad nacionales e internacionales, así como a la sociedad en general.
Estados Unidos se ha visto desplazado de su posición de potencia económica por sus competidores de la Unión Europea y del noreste asiático, en especial por el "circuito étnico chino" (China, Hong Kong, Taiwán y Singapur). Por si fuera poco, en el Foro Económico Mundial de Davos, en 2007, se hizo evidente el potencial de fuerzas económicas emergentes (Brasil, Rusia, India y China), bautizado como el bric, cuyas economías representan 40 por ciento del crecimiento mundial. Se considera que estos países pronto desplazarán a la dupla anglosajona de los primeros lugares, dando lugar a un nuevo orden económico mundial.
El avance de las empresas petroleras estatales es indicador significativo del declive del poderío estadounidense. Éstas comienzan a desplazar a las empresas transnacionales privadas anglosajonas (Exxon-Mobil, Royal-Dutch, British Petroleum y Chevron-Texaco). Las petroleras estatales: ARAMCO (Arabia Saudita), Gazprom (Rusia); Petrobras (Brasil), CNPC (China); NIOC (Irán); PDVSA (Venezuela); y Petronas (Malasia), controlan la tercera parte de la producción de petróleo y gas, y más de una tercera parte de las reservas de ambas; en tanto que las petroleras anglosajonas sólo producen 10 por ciento del petróleo y gas, y poseen apenas 3 por ciento de las reservas. Éste es un signo inocultable de la desglobalización, que reposiciona a los Estados-nación por encima de las transnacionales.
"Otro mundo es posible", fue la frase emblemática de los opositores a la globalización, organizados en el Foro Social Mundial, realizado por primera vez en Porto Alegre, Brasil, en 2001. Desde entonces, se ha reunido cada año, en distintas sedes. Los altermundistas, como se ha llamado a los participantes en el Foro, se definen como un movimiento de solidaridad global, unidos para "luchar contra la concentración de la riqueza, la proliferación de la pobreza y la desigualdad, y la destrucción de nuestro planeta". Este espacio es una estructura flexible en el que coinciden individuos, organizaciones y movimientos, tanto de las naciones desarrolladas, como de los países emergentes, que buscan impulsar acciones militantes para contrarrestar los males sociales provocados por el neoliberalismo y su principal apoyo, Estados Unidos.
Se trata de construir una "civilización mundial de la solidaridad y de la diversidad", un mundo alternativo, una sociedad nueva sustentada en una estructura política y económica radicalmente diferentes a las sostenidas por el capitalismo global, que propicie una vida digna para todos y ponga en el centro al individuo social y no al mercado, y que se oponga al racismo, al machismo y a cualquier forma de discriminación.
Lo que se busca es mundializar la justicia social, por lo que señalan que su objetivo es "crear un mundo sin pobreza y sin desempleo, sin discriminación y sin injusticia, sin ninguna forma de terrorismo y sin la amenaza de guerra y opresión; un mundo basado en la plena democracia y en el respeto de los derechos humanos".
México en tiempos de globalización y neoliberalismo
A mediados de 1980 se inició en nuestro país el proceso de liberalización, apertura e integración comercial. Para el gobierno priista, este modelo garantizaba la generación de un aparato productivo eficaz y la inserción del país en el nuevo contexto de la globalización. Con ese objetivo, México se integró al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, en 1985 (GATT, hoy OMC), y firmó con Estados Unidos y Canadá el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLC o TLCAN), mismo que entró en vigor en enero de 1994.
Con el TLC, México obtuvo algunas ventajas en términos de intercambio comercial y de crecimiento económico —el comercio entre nuestro país y Estados Unidos se ha incrementado cinco veces entre 1994 y 2002, con una balanza comercial sistemáticamente favorable—; sin embargo, poco avanzó en la disminución de las desigualdades sociales y territoriales. De hecho, con la liberalización comercial aumentaron los niveles de desempleo y se deterioraron los salarios y las condiciones de trabajo. En el plano territorial se incrementaron las disparidades regionales, dándose una mayor inversión de capital y de flujos comerciales en los grandes centros urbanos y en la zona fronteriza norte; mientras que los estados del centro y sur del país, predominantemente agrícolas y con mano de obra barata pero poco calificada, quedaron fuera de los flujos de desarrollo.
La promoción del libre comercio en México se acompañó con políticas como: privatización del aparato productivo estatal, adecuación de la legislación laboral para beneficio de los inversionistas, abandono de la inversión en los servicios públicos de educación y salud, que se tradujo en una caída de su calidad y cobertura.
La privatización de empresas estatales significó su apertura al capital extranjero y de la reducción de aranceles. Se remataron empresas de sectores clave de la economía nacional como las telecomunicaciones (Telmex), la siderurgia (SICARTSA y AHM), la minería (Cananea), y la banca (Banamex, Bancomer). En la mayoría de los casos estas empresas fueron saneadas con recursos públicos antes de ser vendidas.
En la sociedad mexicana se incrementaron drásticamente los niveles de pobreza; en dos décadas, de 1980 a 1997, el índice de pobreza urbana aumentó en 25 por ciento, en tanto que en el campo se mantuvo en 54 por ciento. Buena parte del incremento de la pobreza en los centros urbanos obedeció al fenómeno migratorio del campo a la ciudad; es decir, la población que migró lo hizo con su pobreza y en la ciudad sólo la recreó en otro tipo de condiciones y actividades. La polarización social es tal que, mientras 20 por ciento de la población más pobre del país tiene 3.4 por ciento de los ingresos, 20 por ciento más pudiente se apropia de 57.6 por ciento.
Los sectores más afectados por la liberalización comercial fueron el agrícola y las comunidades rurales, en especial de la región centro y sur del país, por su bajo nivel educativo, su precaria infraestructura y escasa aglomeración de actividades económicas. A esto se sumaron las restricciones presupuestales y el abandono del aparato estatal, traducido en una asistencia técnica limitada y en la reducción de los créditos. Finalmente, el incremento del costo de los insumos para la agricultura y los bajos precios de los productos agrícolas han llevado al campo mexicano a una grave crisis. Los productores agrícolas mexicanos no pueden competir con Estados Unidos y Canadá debido a los fuertes subsidios que éstos reciben de sus gobiernos y por la diferencia abismal en maquinaria, métodos de cultivo, irrigación, insumos de mejor calidad, acceso a los mercados, etcétera.
La situación del campo mexicano se agravará aún más a partir de 2008, con la entrada en vigor de la liberalización comercial del maíz, fríjol, azúcar y leche.
Millones de mexicanos han emigrado a Estados Unidos en los últimos catorce años y se ha extendido el fenómeno migratorio a regiones y grupos sociales que no eran expulsores tradicionales de fuerza de trabajo, como es el caso de los migrantes urbanos. Se calcula que el promedio anual de migrantes a partir de la segunda mitad de los años noventa ha sido de 350 mil, como resultado del estancamiento económico de nuestro país y el crecimiento de la economía de Estados Unidos, que generó una mayor demanda de fuerza de trabajo; y aunque las condiciones en que laboran nuestros compatriotas son difíciles, para muchos es la única opción que les queda para mejorar su nivel de vida. La cantidad de emigrantes es tal, que las remesas que envían son la segunda fuente de ingresos de la economía nacional, sólo por debajo del petróleo.
Actividad 51. Realizar la lectura: Capitalismo y desarrollo sustentable (INITE, 2009).
• Instrucciones: A partir de la lectura realizada elaborar un comentario de cada uno de los fenómenos sociales, políticos y económicos que se te presentan a continuación. Si lo consideras necesario puedes consultar otras fuentes de información (periódicos, revistas e Internet). Guarda tu ejercicio, se retomará después.


Uno de los resultados negativos de la industrialización acelerada de la economía mundial es el impacto sobre el medio ambiente planetario, que provoca cambios nocivos del clima.

  
Brasil, junto con Rusia, China e India, generan el 40 por ciento del crecimiento económico mundial.

  
En 1992, los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá, firmaron el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que entró en vigor el 1 de enero de 1994.


Ante la crisis del campo, hombres y mujeres buscan suerte como trabajadores indocumentados en distintas ciudades de Estados Unidos. Se calcula que en la actualidad hay 20 millones de migrantes mexicanos y sus remesas constituyen la segunda fuente de los ingresos nacionales 



En México existen 40 millones de mexicanos que viven en condiciones de pobreza extrema, mientras dos de cada diez millonarios disfrutan del 60 por ciento de la riqueza nacional
 (Ríos, 2009)
Actividad 52. ¡Juguemos lotería!
Elabora una lotería en equipo de 4 elementos.
a)         Se proporciona tres tarjetas con imágenes, escribir un enunciado para cada imagen que se relacione con la temática abordada de este resultado de aprendizaje (apoyarse en las tres lecturas) y recuperar los productos de las actividades del 1 al 4.
b)         Pegar las tarjetas cartón, hacer un juego para tres participantes con sus respectivas cartas y por la parte de atrás escribir el enunciado que se relacione con la imagen.



TARJETA 1



TARJETA 2




TARJETA 3




Actividad 53. ¡Construyamos!
           Elabora un ensayo académico final recuperando los siguientes aspectos: o Interpretación del nuevo orden mundial hegemonía estadounidense
           Interpretación del fenómeno de globalización en el mundo actual o Agentes de la globalización.
o Formas de comercio. o Mercado libre.
           Conflictos bélicos después de la caída del socialismo
           Desarrollo sustentable como alternativa para el desarrollo económico-social. o Capitalismo
o México en tiempos de globalización y neoliberalismo
Recuerda.
Ensayo académico tiene tres características: es fiable; es pertinente; y tiene validez crítica.
Partes del ensayo: Introducción, cuerpo del trabajo o argumentación, conclusiones y bibliografía. Tiene ooriginalidad y rendimiento crítico del asunto elegido. Un ensayo es un escrito por medio del cual un autor o autora desarrolla una idea teórica o una temática específica. No existen reglas específicas sobre cómo hacerlo, cual debe ser su extensión máxima o mínima o cuáles son los requisitos específicos, más allá de una estructura básica. Se compone de tres partes generales: planteamiento, desarrollo y conclusión.
Actividad 54.    Actividades complementarias
Se sugiere integrar ciclos de cine comentado, círculos de lectura, fototecas, videotecas, así como visitas a museos y consultas a espacios de divulgación. Para enriquecer los temas tratados.
Conflictos bélicos después de la desintegración del socialismo

La lucha de clases

Ejercicios núm. 40 a 45           La lucha de clases

Actividad 40. Recordemos.
• Realizar en grupo una lluvia de ideas dirigida, considerando los aspectos siguientes: o ¿Cómo surge la división social del trabajo?
o ¿Cuál fue la primera división del trabajo?
o Redactar un documento con las consideraciones personales. Guardar para retomarlo más adelante.
CARLOS MARX y FEDERICO ENGELS LA LUCHA DE CLASES *
Burguesía y proletariado
Toda la historia de la sociedad humana, hasta el día, es una historia de lucha de clases.
Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta; en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social, o al exterminio de ambas clases beligerantes. En los tiempos históricos nos encontramos a la sociedad dividida casi por doquier en una serie de estamentos, dentro de cada uno de los cuales reina, a su vez, una nueva. Jerarquía social de grados y posiciones. En la Roma antigua son los patricios, los équites, los plebeyos, los esclavos; en la Edad Media, los señores feudales, los vasallos, los maestros y los oficiales de los gremios, los siervos de la gleba, y dentro de cada una de esas clases todavía nos encontramos con nuevos matices y gradaciones.
La moderna sociedad burguesa que se alza sobre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido los antagonismos de clase. Lo que ha hecho ha sido crear nuevas clases, nuevas condiciones de opresión, nuevas modalidades de lucha, que han venido a sustituir a las antiguas.
Sin embargo, nuestra época, la época de la burguesía, se caracteriza por haber simplificado estos antagonismos de clase. Hoy, toda la sociedad tiende a separarse, cada vez más abiertamente, en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases antagónicas: la burguesía y el proletariado.
De los siervos de la gleba de la Edad Media surgieron los "villanos" de las primeras ciudades; y estos villanos fueron el germen de donde brotaron los primeros elementos de la burguesía.
El descubrimiento de América, la circunnavegación de África abrieron nuevos horizontes e imprimieron nuevo impulso a la burguesía. El mercado de China y de las Indias orientales, la colonización de América, el intercambio con las colonias, el incremento de los medios de cambio y de las mercaderías en general, dieron al comercio, a la navegación, a la industria, un empuje jamás conocido, atizando con ello el elemento revolucionario que se escondía en el seno de la sociedad feudal en descomposición.
El régimen feudal o gremial de producción que seguía imperando no bastaba ya para cubrir las necesidades que abrían los nuevos mercados. Vino a ocupar su puesto la manufactura. Los maestros de los gremios se vieron desplazados por la clase media industrial y la división del trabajo entre las diversas corporaciones fue suplantada por la división del trabajo dentro de cada taller.
Pero los mercados seguían dilatándose, las necesidades seguían creciendo. Ya no bastaba tampoco la manufactura. El invento del vapor y la maquinaria vinieron a revolucionar el régimen industrial de producción. La manufactura cedió el puesto a la gran industria moderna, y la clase media industrial hubo de dejar paso a los magnates de la industria, jefes de grandes ejércitos industriales, a los burgueses modernos.
La gran industria creó el mercado mundial, ya preparado por el descubrimiento de América. El mercado mundial imprimió un gigantesco impulso al comercio, a la navegación, a las comunicaciones por tierra. A su vez, estos progresos redundaron considerablemente en provecho de la industria, y en la misma proporción en que se dilataban la industria, el comercio, la navegación, los ferrocarriles, desarrolla base la burguesía, crecían sus capitales, iba desplazando y esfumando a todas las clases heredadas de la Edad Media.
Actividad 41. Lectura y análisis de documento.
• Realizar a partir de la lectura Burguesía y Proletariado un documento de forma individual, considerando.los aspectos siguientes:
o ¿Cómo surge la lucha de clases?
o ¿Cuáles fueron los elementos que dieron pauta al desarrollo de la burguesía?
o Guardar para retomarlo más adelante. Recuerda...
El burgués, era el habitante de las ciudades, a las que también se llamaba "burgos". Como puede imaginarse, las actividades desarrolladas en las ciudades eran variadas, pero muy diferenciadas de las tareas rurales. El establecimiento del comercio favoreció el crecimiento burgués. El solo cobro de los impuestos implicaba ya la necesidad de un aparato burocrático cada vez mayor, pero también era necesario para ir imponiendo el gobierno real en regiones distantes.
Vemos, pues, que la moderna burguesía es, como lo fueron en su tiempo las otras clases, producto de un largo proceso histórico, fruto de una serie de transformaciones radicales operadas en el régimen de cambio y de producción.
A cada etapa de avance recorrida por la burguesía corresponde una nueva etapa de progreso político. Clase oprimida bajo el mando de los señores feudales, la burguesía forma en la "comuna" una asociación autónoma y armada para la defensa de sus intereses; en unos sitios, se organiza en repúblicas municipales independientes; en otros, forma el tercer estado tributario de las monarquías; en la época de la manufactura es el contrapeso de la nobleza dentro de la monarquía feudal o absoluta y el fundamento de las grandes monarquías en general, hasta que, por último, implantada la gran industria y abiertos los cauces del mercado mundial, se conquista la hegemonía política y crea el moderno Estado representativo. Hoy, el poder público viene a ser, pura y simplemente, el consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa.
La burguesía va aglutinando cada vez más los medios de producción, la propiedad y los habitantes del país. Aglomera la población, centraliza los medios de producción y concentra en manos de unos cuantos la propiedad. Este proceso tenía que conducir, por fuerza lógica, a un régimen de centralización política. Territorios antes independientes, apenas aliados, con intereses distintos, distintas leyes, gobiernos autónomos y líneas aduaneras propias, se asocian y refunden en una nación única, bajo un Gobierno, una ley, un interés nacional de clase y una sola línea aduanera.
En el siglo corto que lleva de existencia como clase soberana, la burguesía ha creado energías productivas mucho más grandiosas y colosales que todas las pasadas generaciones juntas. Basta pensar en el sojuzgamiento de las fuerzas naturales por la mano del hombre, en la maquinaria, en la aplicación de la química a la industria y la agricultura, en la navegación de vapor, en los ferrocarriles, en el telégrafo eléctrico, en la roturación de continentes enteros, en los ríos abiertos a la navegación, en los nuevos pueblos que brotaron de la tierra como por ensalmo. .. ¿Quién, en los pasados siglos, pudo sospechar siquiera que en el regazo de la sociedad fecundada por el trabajo del hombre yaciesen soterradas tantas y tales energías y elementos de producción?
Hemos visto que los medios de producción y de transporte sobre los cuales se desarrolló la burguesía brotaron en el seno de la sociedad feudal. Cuando estos medios de transporte y de producción alcanzaron una determinada fase en su desarrollo, resultó que las condiciones en que la sociedad feudal producía y comerciaba, la organización feudal de la agricultura y la manufactura, en una palabra, el régimen feudal de la propiedad, no correspondían ya al estado progresivo de las fuerzas productivas. Obstruían la producción en vez de fomentarla. Se habían convertido en otras tantas trabas para su desenvolvimiento.
Vino a ocupar su puesto la libre concurrencia, con la constitución política y social a ella adecuada, en la que se revelaba ya la hegemonía económica y política de la clase burguesa.
Actividad 42. Lectura y análisis de documento.
• Realizar una ficha de trabajo, de forma individual, considerando.los aspectos siguientes: o ¿Cómo surge el proletariado?
o ¿Cuáles fueron son las características de la clase social denominada proletariado? o Guardar para retomarlo más adelante.
Surgimiento del proletariado:
Pues bien: ante nuestros ojos se desarrolla hoy un espectáculo semejante.
Las condiciones de producción y de cambio de la burguesía, el régimen burgués de la propiedad, la moderna sociedad burguesa, que ha sabido hacer brotar corno por encanto tan fabulosos medios de producción y de transporte, recuerda al brujo impotente para dominar los espíritus subterráneos que conjuró. Desde hace varias décadas, la historia de la industria y del comer- cio no es más que la historia de las modernas fuerzas productivas que se rebelan contra el régimen vigente de producción, contra el régimen de la propiedad, don- de residen las condiciones de vida y de predominio político de la burguesía. Basta mencionar las crisis comerciales, cuya periódica reiteración supone un peligro cada vez mayor para la existencia de la sociedad burguesa toda. Las crisis comerciales, además de -destruir una gran parte de los productos elaborados, aniquilan una parte considerable de las fuerzas productivas existentes. En esas crisis, se desata una epidemia social que a cualquiera de las épocas anteriores hubiera parecido absurda e inconcebible: la epidemia de la superproducción. La sociedad se ve retrotraída repentinamente a un estado de barbarie momentánea; diríase que una plaga de hambre o una gran guerra aniquiladora la han dejado esquilmada, sin recursos para subsistir; la industria, el comercio están a punto de perecer. ¿Y todo por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados recursos, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone no sirven ya para fomentar el régimen burgués de la propiedad; son ya demasiado poderosas para servir a este régimen, que embaraza su desarrollo. Y tan pronto como logran vencer este obstáculo, siembran el desorden en la sociedad burguesa, amenazan dar al traste con el régimen burgués de la propiedad. Las condiciones sociales burguesas resultan ya demasiado angostas para abarcar la riqueza por ellas engendrada. ¿Cómo se sobrepone a las crisis la burguesía? De dos maneras. Destruyendo violentamente una gran masa de fuerzas productivas, y conquistándose nuevos mercados, a la par que procurando explotar más concienzudamente los mercados antiguos. Es decir, que remedia unas crisis preparando otras más extensas e imponentes y mutilando los medios de que dispone pata precaverlas.
Las armas con que la burguesía derribó al feudalismo se vuelven ahora contra ella.
Y la burguesía no sólo forja las armas que han de darle la muerte, sino que, además, pone en pie a los hombres llamados a manejarlas: estos hombres son los obreros, los proletarios.
En la misma proporción en que se desarrolla la burguesía, es decir, el capital, se desarrolla también el proletariado, esa clase obrera moderna que sólo puede vivir encontrando trabajo, y que sólo encuentran trabajo en la medida en que éste alimenta e incrementa el capital. El obrero, obligado a venderse a trozos, es una mercancía como otra cualquiera, sujeta por tanto a todos los cambios y modalidades de la concurrencia, a todas las fluctuaciones del mercado.
La extensión de la maquinaria y la división del trabajo quitan a éste, en el régimen proletario actual, todo carácter autónomo, toda libre iniciativa y todo encanto para el obrero. El trabajador se convierte en un simple resorte de la máquina, del que sólo se exige una operación mecánica, monótona, de fácil aprendizaje. Por eso los gastos que supone un obrero se reducen, sobre poco más o menos, al mínimo de lo que necesita para vivir y para perpetuar su raza. Y ya se sabe que el precio de una mercancía, y como una de tantas el trabajo, equivale a su costo de producción. Cuanto más repelente es el trabajo, tanto más disminuye el salario pagado al obrero. Más aún; cuanto más aumentan la maquinaria y la división del trabajo, tanto más aumenta también éste, bien porque se alargue la jornada, bien porque se intensifique el rendimiento exigido, se acelere la marcha de las máquinas, etcétera.
La industria moderna ha convertido el pequeño taller del maestro patriarcal en la gran fábrica del magnate capitalista. Las masas obreras concentradas en la fábrica son sometidas a una organización y disciplina militares. Los obreros, soldados rasos de la industria, trabajan bajo el mando de toda una jerarquía de sargentos, oficiales y jefes
No son sólo siervos de la burguesía y del Estado burgués, sino que están todos los días y a todas horas bajo el yugo esclavizador de la máquina, del contramaestre, y sobre todo del industrial burgués dueño de la fábrica. Y este despotismo es tanto más mezquino, más execrable, más indignante, cuanta mayor es la franqueza con que proclama que no tiene otro fin que el lucro.
Cuanto menores son la habilidad y la fuerza que reclama el trabajo manual, es decir, cuanto mayor es el desarrollo adquirido por la moderna industria; mayor también la proporción en que el trabajo de la mujer y el niño desplaza al del hombre. Socialmente, ya no rigen para la clase obrera esas diferencias de edad y de sexo. Son todos, hombres, mujeres y niños, meros instrumentos de trabajo, entre los cuales no hay más diferencia que la del costo. Y cuando ya la explotación del obrero por el fabricante ha dado su fruto y aquél recibe el salario, caen sobre él los otros representantes de la burguesía: el casero, el tendero, el prestamista, etcétera.
Toda una serie de elementos modestos que venían perteneciendo a la clase media, pequeños industriales, comerciantes y rentistas, artesanos y labriegos, son absorbidos por el proletariado; unos, porque su pequeño caudal no basta para alimentar las exigencias de la gran industria y sucumben, arrollados por la competencia de los capitalistas más fuertes, y otros porque sus aptitudes quedan sepultadas bajo los nuevos progresos de la producción. Todas las clases sociales contribuyen, pues, a nutrir las filas del proletariado.
El proletariado recorre diversas etapas antes de fortificarse y consolidarse. Pero su lucha contra la burguesía data del instante mismo de su existencia.
Al principio, son obreros aislados, luego los de una fábrica, luego los de toda una rama de trabajo, los que se enfrentan, en una localidad, con el burgués que personalmente los explota. Sus ataques no van sólo contra el régimen burgués de producción, van también contra los propios instrumentos de la producción; los obreros, sublevados, destruyen las mercancías ajenas que les hacen la competencia, destrozan las máquinas, pegan fuego a las fábricas, pugnan por volver a la situación ya enterrada del obrero medieval.
En esta primera etapa, los obreros forman una masa diseminada por todo el país y desunida por la concurrencia.
Las concentraciones de masas de obreros no son todavía fruto de su propia unión, sino fruto de la unión de la burguesía, que para alcanzar sus fines políticos propios tiene que poner en movimiento -cosa que todavía logra- a todo el proletariado. En esta etapa, los proletarios no combaten contra sus enemigos, sino contra los enemigos de sus enemigos, contra los vestigios de la monarquía absoluta, los grandes señores de la tierra, los burgueses no industriales, los pequeños burgueses. La marcha de la historia está toda concentrada en manos de la burguesía, y cada triunfo así alcanzado es un triunfo de la clase burguesa.
Sin embargo, el desarrollo de la industria no sólo nutre las filas del proletariado, sino que las aprieta y concentra; sus fuerzas crecen, y crece también la conciencia de ellas. Y al paso que la maquinaria va borrando las diferencias y categorías en el trabajo y reduciendo los salarios casi en todas partes a un nivel bajísimo y uniforme, van nivelándose también los intereses y las condiciones de vida dentro del proletariado. La competencia cada vez más aguda desatada entre la burguesía y las crisis comerciales que desencadena, hacen cada vez más inseguro el salario del obrero; los progresos incesantes y cada día más veloces del capitalismo, aumentan gradualmente la inseguridad de su existencia; las colisiones entre obreros y burgueses aislados van tomando el carácter, cada vez más señalado, de colisiones entre dos clases. Los obreros empiezan a coaligarse contra los burgueses, se hacían y unen para la defensa de sus salarios. Crean organizaciones permanentes, para pertrecharse en previsión de posibles batallas. De vez en cuando, estallan revueltas y sublevaciones.
Los obreros arrancan algún triunfo que otro, pero transitorio siempre. El verdadero objetivo de estas luchas no es conseguir un resultado inmediato, sino ir extendiendo y consolidando la unión obrera. Coadyuvan a ello los medios cada vez más fáciles de comunicación, creados por la gran industria y que sirven para poner en contacto a los obreros de las diversas regiones y localidades.
Gracias a este contacto, las múltiples acciones locales, que en todas partes presentan idéntico carácter, se convierten en un movimiento nacional, en una lucha de clases. Y toda lucha de clases es una acción política.
En las ciudades de la Edad Media, sus caminos vecinales, necesitaron siglos enteros para unirse con las demás; el proletariado moderno, gracias a los ferrocarriles, ha creado su unión en unos cuantos años.
Esta organización de los proletarios como clase, que tanto vale decir como partido político, se ve minada a cada momento por la concurrencia desatada entre los propios obreros. Pero avanza y triunfa siempre, a pesar de todo, cada vez más fuerte, más firme, más pujante. Y, aprovechándose de las discordias que surgen en el seno de la burguesía, impone la sanción legal de sus intereses propios. Así nace en Inglaterra la ley de la jornada de diez horas. Las colisiones producidas entre las fuerzas de la antigua sociedad imprimen nuevos impulsos al proletariado. La burguesía lucha incesantemente: primero, contra la aristocracia, luego contra aquellos sectores de la propia burguesía cuyos intereses chocan con los progresos de la industria, y siempre contra la burguesía de los demás países. Para librar estos combates, no tiene más remedio que apelar al proletariado, reclamar su auxilio, arrastrándolo así al campo político. Y de este modo, le suministra elementos de fuerza; es decir, armas contra sí misma.
Además, como hemos visto, los progresos de la industria traen a las filas proletarias a toda una serie de elementos de la clase gobernante, o a lo menos, los colocan en las mismas condiciones de vida. Y estos elementos suministran al proletariado nuevas fuerzas.
Finalmente, en aquellos periodos en que la lucha de clases está a punto de decidirse, es tan violento y tan claro el proceso de desintegración de la clase gobernante latente en el seno de la sociedad antigua, que una pequeña parte de esa clase se desprende de ella y abraza la causa revolucionaria, pasándose a la clase que tiene en sus manos el porvenir.
Y así como antes una parte de la nobleza se pasaba a la burguesía, ahora una parte de la burguesía se pasa al campo del proletariado; en este tránsito, rompen la marcha los intelectuales burgueses que, analizando teóricamente el curso de la historia, han logrado ver claro en sus derroteros.
De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, no hay más que una verdaderamente revolucionaria: el proletariado. Las demás perecen y desaparecen con la gran industria; el proletariado, en cambio, es su producto genuino y peculiar.
Los elementos de las clases medias, el pequeño industrial, el pequeño comerciante, el artesano, el labriego, todos luchan contra la burguesía para salvar de la ruina su existencia como tales clases. No son, pues, revolucionarios, sino conservadores. Más todavía, reaccionarios, pues pretenden volver atrás la rueda de la historia. Todo lo que tienen de revolucionario es lo que mira a su tránsito inminente al proletariado; con esa actitud, no defienden sus intereses actuales, sino los futuros; se despojan de su posición propia, para abrazar la del proletariado.
El proletariado andrajoso, esa putrefacción pasiva de las capas más bajas de la vieja sociedad, se verá arrastrado en parte al movimiento por una revolución proletaria, si bien las condiciones todas de su vida lo hacen más propicio a dejarse comprar como instrumento de manejos reaccionarios.
Las condiciones de vida de la vieja sociedad aparecen ya destruidas en las condiciones de vida del proletariado. El proletario carece de bienes. Sus relaciones con la mujer y con los hijos no tienen ya nada de común con las relaciones familiares burguesas; la producción industrial moderna, el moderno yugo del capital, que es el mismo en Inglaterra que en Francia, en Alemania que en Norteamérica, borra en él todo carácter nacional. Las leyes, la moral, la religión, son para él otros tantos prejuicios burgueses tras los que anidan otros tantos intereses de la burguesía. Todas las clases que le precedieron y conquistaron el poder procuraron consolidar las posiciones adquiridas sometiendo a la sociedad entera a su régimen de adquisición. Los proletarios sólo pueden conquistar para sí las fuerzas sociales de la producción aboliendo el régimen adquisitivo a que se hallan sujetos, y con él todo el régimen de apropiación de la sociedad.
Los proletarios no tienen nada propio que asegurar, sino destruir todos los aseguramientos y seguridades privadas de los demás.
Hasta ahora, todos los movimientos sociales habían sido movimientos desatados por una minoría o en interés de una minoría. El movimiento proletario es el movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de una mayoría inmensa. El proletariado, la capa más baja y oprimida de la sociedad actual, no puede levantarse, incorporarse, hecho añicos desde los cimientos hasta el remate, todo ese edificio que forma la sociedad oficial.
Por su forma, aunque no por su contenido, la campaña del proletariado contra la burguesía empieza siendo nacional. Es lógico que el proletariado de cada país ajuste ante todo las cuentas con su propia burguesía.
Al esbozar, en líneas muy generales, las diferentes fases de desarrollo del proletariado, hemos seguido las incidencias de la guerra civil más o menos embozada que se plantea en el seno de la sociedad vigente hasta el momento en que esta guerra civil desencadena una revolución abierta y franca, y el proletariado, derrocando por la violencia a la burguesía, echa las bases de su poder.
Hasta hoy, toda sociedad descansó, como hemos visto, en el antagonismo entre las clases oprimidas y las opresoras. Mas, para poder oprimir a una clase, es necesario asegurarle, por lo menos, las condiciones indispensables de vida, pues de otro modo se extinguiría, y con ella su esclavizamiento. El siervo de la gleba se vio exaltado a miembro del municipio sin salir de la servidumbre, como el villano convertido en burgués bajo el yugo del absolutismo feudal. La situación del obrero moderno es muy distinta, pues, lejos de mejorar conforme progresa la industria, decae y empeora por debajo del nivel de su propia clase. El obrero se debilita, y la pobreza se desarrolla en proporciones mucho mayores que la población y la riqueza. He ahí una prueba notoria de la incapacidad de la burguesía para seguir gobernando la sociedad, e imponiendo a ésta por norma las condiciones de su vida como clase.
Es incapaz de gobernar, porque es incapaz de garantizar a sus esclavos la existencia ni aun dentro de su esclavitud, porque se ve forzada a dejarlos llegar hasta una situación de desamparo en que no tiene más remedio que mantenerles, cuando son ellos quienes debieran mantenerla a ella. La sociedad no puede seguir viviendo bajo el imperio de esa clase; la vida de la burguesía se ha hecho incompatible con la sociedad.
La existencia y el predominio de la clase burguesa tienen por condición esencial la concentración de la riqueza en manos de unos cuantos individuos, la formación e incrementación constante del capital; y éste, a su vez, no puede existir sin el trabajo asalariado. El trabajo asalariado presupone, inevitablemente, la concurrencia de los obreros entre sí. Los progresos de la industria, que tienen por cauce automático y espontáneo a la burguesía, imponen, en vez del aislamiento de los obreros por la concurrencia, su unión revolucionaria por la organización. Y así, al desarrollarse la gran industria, la burguesía ve tambalearse bajo sus pies las bases sobre que produce y se apropia lo producido. Y a la par que avanza, se cava su fosa y cría a sus propios enterradores. Su muerte y el triunfo del proletariado son igualmente inevitables.
Actividad 43. Cuadro comparativo.
• Realizar en equipo de tres integrantes un cuadro comparativo en donde se especifiquen las condiciones sociales políticas y económicas que dan origen a la lucha de clases. Según la lectura de Carlos Marx Y Federico Engels La lucha de clases.
o Revisar, los documentos y las consideraciones individuales tomadas en las actividades 1, 2, y 3. o Establecer en el cuadro comparativo el análisis grupal. o Presentar el resultado del cuadro comparativo al grupo.
Actividad 44. Sopa de letras.
           Realizar de forma individual la resolución de la sopa de letras con la información proporcionada.
1.         Desde tiempos históricos nos encontramos a la sociedad dividida
2.         Surgieron nuevas clases sociales.
3.         La sociedad se separa en dos clases
4.         La relación entre ellas es antagónica.
5.         La burguesía aglutina los medios de producción y
6.         Conduce un régimen de centralización
7.         En la misma proporción que se desarrolla la burguesía también el proletariado.
8.         El proletariado carece de
9.         Las relaciones sociales entre la burguesía y el proletariado son totalmente



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 (Rueda, 2009)
Actividad 45. Actividades complementarias
Se sugiere integrar ciclos de cine comentado, círculos de lectura, fototecas, videotecas, así como visitas a museos y consultas a espacios de divulgación. Para enriquecer los temas tratados