martes, 29 de marzo de 2011

Análisis de los fenómenos del ciclo de las culturas

Actividades del 22 al 30           Análisis de los fenómenos del ciclo de las culturas.
• Actividad 22. Instrucciones: Realizar la lectura de texto. Cultura grecolatina (INITE, 2009).
o Comentar en equipo la lectura e identifica los elementos importantes de ella.
A pesar de la lejanía en el tiempo y las discontinuidades a través de la historia hay muchos elementos de las antiguas culturas de Grecia y Roma que están presentes en nuestra sociedad. Los conceptos de democracia, ciudadanía y política; el humanismo, la importancia de la libertad, el derecho romano, las matemáticas, la medicina, diversas técnicas de construcción y modelos arquitectónicos; la celebración de los juegos olímpicos y muchas otras manifestaciones se han integrado en la llamada cultura occidental, de la cual en gran medida los mexicanos formamos parte.
Hay, sin embargo, otros factores de dichas culturas que quedaron erradicados a partir del predominio de la cultura judeo-cristiana, como son la libertad de expresión abierta en ciertas prácticas religiosas, llegando a manifestaciones de insulto hacia los dioses; las representaciones teatrales vinculadas con cultos religiosos de la fecundidad y la sexualidad, y las expresiones públicas y explícitas de la sexualidad en el arte.
Grecia.
Periodización de la historia griega:
Desde el VII milenio antes de nuestra era (a.n.e.), los grupos humanos que se asentaron en distintas zonas de lo que después fue el mundo griego, desarrollaron sociedades neolíticas (de la Edad de Piedra Pulida), es decir, basadas en la economía agrícola y con nuevas actividades como el pastoreo, el comercio, la cerámica y la producción de textiles. Con la economía agrícola apareció el producto excedente que permitió sobrevivir en épocas de difícil cosecha. Las guerras y las migraciones de las sociedades neolíticas se relacionan con dificultades en las técnicas de cultivo o con el abastecimiento de productos básicos. Múltiples restos de ofrendas y objetos rituales revelan la existencia de religiones asociadas con los fenómenos naturales y con las actividades agrícolas. En la mentalidad de los antiguos griegos aparecía la figura de un ser mítico, Pelasgo, que se concebía como el primero que construyó casas y que aprendió a cultivar, lo que enseñaría a los primeros seres humanos a quienes se denominaba pelasgos.
Posteriormente se desarrolló en la zona griega la cultura del bronce, cuyos casos representativos son la sociedad minoica y la sociedad aquea, que heredaron elementos culturales a los griegos posteriores.
Cultura minoica o cretense
Creta fue el escenario de la cultura minoica llamada así en honor del legendario rey Minos. Durante el cuarto milenio a.n.e., los pobladores de la isla vivían de la agricultura, producían cerámica y construyeron las primeras ciudades. Pero a finales del tercer milenio se produjo un cambio debido a la llegada de migrantes procedentes de Asia Menor, que pertenecían a una civilización más avanzada y conocían el manejo del bronce. Éste fue el inicio del minoico medio, que se caracterizó por la construcción de grandes centros de poder y la expansión marítima. Sus barcos de velas y remos, que recorrían sobre todo las costas del Mediterráneo oriental eran su fuerza primordial, de manera que pudieron imponer en otros pueblos el pago de tributo y condiciones de intercambio comercial, por lo que se puede hablar de una talasocracia o imperio marítimo. Cnosos se convirtió en el centro más poderoso de la isla de Creta, aunque también hubo otros importantes, como Festos, Haghia Triada y Mallia.
Los centros de poder minoico eran asentamientos con grandes palacios que poseían una estructura laberíntica.
Los cretenses vivían de la agricultura, el comercio y la artesanía. Cultivaban muchos de los productos más típicos del Mediterráneo (trigo, cebada, higos, peras, uvas, olivo), que completaban con productos ganaderos (bueyes, cerdos, cabras) y pesqueros (pulpo, atún). Creta tenía amplias redes de intercambio comercial vía marítima con otros pueblos. Dentro del palacio, los artesanos fabricaban una extensa variedad de piezas de cerámica de distintos tamaños y para los granos había grandes jarrones que llegaban a medir hasta dos metros con motivos decorativos vegetales y animales, algunos realistas y otros estilizados, así como líneas espirales.
La religión minoica era naturalista. Los cretenses adoraban principalmente a una deidad femenina, la Señora de la Naturaleza; también al Señor de los Animales y, la más representada, era la Señora de las Serpientes, animal que aparecía enroscado en sus brazos. Uno de los cultos más famosos es el del toro, que recuerda a la figura del Minotauro.
Cultura aquea o micénica
El pueblo aqueo transmitió a los griegos diversos elementos culturales. Procedentes del norte de Europa, los aqueos ocuparon la actual península de los Balcanes hacia el año 2 mil a.n.e. En los siglos siguientes se desplazaron por diversas zonas que después conformaron la Hélade: Macedonia, Tesalia, Beocia, el Ática y el Peloponeso. En el siglo . a.n.e. iniciaron una expansión marítima, cuyo primer objetivo fue la isla de Creta, conquistada debido a que en aquellos tiempos el poder minoico se encontraba debilitado. Posteriormente, los aqueos continuaron su trayectoria de conquista hacia Chipre, las islas del Mar Egeo y Asia Menor, hasta llegar a la zona de la Tróade, hecho que se conecta con la legendaria guerra de Troya. De esta forma, los aqueos se convirtieron en la nueva talasocracia del Mediterráneo oriental.
Los aqueos estaban organizados en una confederación de reinos (según la tradición eran doce), independientes en cuanto a su gobierno y economía, pero unidos en empresas bélicas y en algunas festividades religiosas. Cada reino estaba encabezado por un rey y la sede del poder se ubicaba en una acrópolis, es decir, en lo alto de una colina había un conjunto arquitectónico rodeado por gruesos muros, cuyo núcleo era un palacio. Las excavaciones arqueológicas han dejado al descubierto restos de palacios aqueos, principalmente en Micenas, Tirinto, Pilos, Atenas, Tebas y, como se señaló arriba, en Cnosos.
El rey aqueo o wanax, como aparece mencionado en algunas tablilla tenía un poder centralizado, similar al del Minos cretense, ejercía funciones administrativas, judiciales, legislativas, ejecutivas, militares y religiosas. Las tablillas registran dos vocablos junto al de wanax: el de lawagetas y el de potnia. El primero se ha identificado como un jefe del ejército y la segunda es una figura femenina a la que se ha atribuido identidad de diosa o de reina
La sociedad aquea estaba dividida en gens o familias amplias, que al crecer formaban fratrías y éstas a su vez filias, que eran los grupos más amplios. En este conjunto había familias dominantes que conformaban la nobleza gobernante, de manera que la sociedad adquirió una estructura jerarquizada.
Los palacios aqueos, al ubicarse en la parte superior de las colinas y estar amurallados, estaban diseñados para la defensa.. En la acrópolis de Micenas se halla una pieza de arte notable, la llamada Puerta de los leones, con dos esculturas de leones dispuestos simétricamente, que se miran de frente separados por una columna. La cerámica y las pinturas de los palacios acusan una fuerte influencia minoica.
Las tablillas son registros administrativos que contienen información sobre productos que entraban y salían de los palacios, como se indicó, se refieren a tributos de los pueblos dominados, ya sea en especie, tierras o trabajo. De los productos agrícolas se mencionan trigo, cebada, lino, higos, cilantro, ajonjolí, apio, menta; de los ganaderos, toros y vacas, bueyes, cabras, ovejas, cerdos, caballos. También se registran productos derivados como carne, leche, vino, lana, huevo y miel, además de metales como oro, plata, cobre y bronce.
Otras construcciones notables de los aqueos son las tumbas. Las más representativas son del tipo tholos, a las que se accedía por un largo corredor o dromos.
Uno de los aspectos más interesantes de la cultura aquea es su religión, pues en las tablillas se registran nombres de dioses que pueden identificarse con los ulteriores dioses griegos, como Zeus, Hera, Atenea, Ares, Apolo, Artemis, Dionisos y otros.
Tradicionalmente la guerra de Troya se ha ubicado en el año 1250 a.n.e., y esto coincide con la etapa culminante de la conquista aquea en el Egeo. Hay muchas dudas y debates sobre la veracidad de la versión homérica de esta guerra: la toma e incendio de Troya por los aqueos después de que algunos de sus guerreros, ocultos en un caballo de madera, penetraron en la ciudad. Los arqueólogos no aceptan esta historia, cuyo único sustento es haber encontrado las ruinas de una ciudad y restos de fuego en algunas partes. Por otro lado, hay versiones de un debilitamiento de los reinos aqueos debido a las cada vez más lejanas y costosas guerras, con una ausencia de poder que pudo haber ocasionado usurpaciones. Lo cierto es que entre los siglos XIII y XII a.n.e. se produjo el derrumbe de los reinos aqueos. Pero hay otro elemento, la llegada a la Hélade de una serie de grupos que en su conjunto se denominan "dorios".
La invasión doria fue resultado de una migración de pueblos de origen indoeuropeo que ocupó territorios y conquistó a sus habitantes o bien, los empujó fuera de sus lugares de origen y éstos, a su vez, buscaron otras tierras donde asentarse.
Época homérica
A raíz de la invasión doria, surgieron distintas formas de sociedad en lo que fuera la región dominada por los aqueos. Tales diferencias se dieron en función de las condiciones particulares de cada territorio y el impacto que ahí tuvo la invasión. Hubo zonas que no fueron ocupadas debido a la pobreza de su suelo, como fue el caso de Atenas, pues los invasores buscaban tierras fértiles. Otras, en cambio, fueron conquistadas y los dorios se impusieron sobre la población nativa. Y en la zona de Jonia fue donde se formó la sociedad homérica, cuyo retrato es expuesto principalmente en el poema heroico la Odisea.
La estructura económica de la sociedad homérica giró en torno de pequeñas comunidades cuyo núcleo era el oikos, formado por una familia con una parcela y una casa. Dadas sus dimensiones reducidas, las familias del oikos eran grupos pequeños que vivían con cierta independencia de la gens tradicional, si bien en la sociedad homérica se conservó para otros fines —como el de las guerras— la división de gens, fratrías y filias.
Los poemas homéricos sugieren la importancia que en esta sociedad adquirió el consumo de carne, por lo que se criaba principalmente ganado vacuno y bovino, además de puercos, ovejas y cabras. Entre los productos agrícolas destaca el trigo, la vid, el olivo, higos, peras, castañas, ajos y cebollas, entre otros. Al lado del tradicional aceite de olivo, aumentó el consumo de leche y queso, y se hizo cotidiano beber vino. Las técnicas agrícolas consistían en el uso del arado y el abono.. La mujer en esta sociedad ocupó un papel dependiente económicamente del hombre y, por lo tanto, quedó subordinada a su autoridad. Sin embargo, la figura femenina era respetada dentro de la familia
Las familias homéricas en los primeros tiempos vivían en condiciones similares, pues todos al emigrar habían padecido de peligros comunes e inseguridad. Pero paulatinamente surgieron diferencias en el seno de la sociedad. La guerra era una actividad que confería honor a los triunfadores y los convertía en héroes.
En la sociedad homérica el gobierno recaía en la gerusía, que era el conjunto de jefes de cada gens, quienes dirigían tanto la vida interna como la externa de la comunidad. El rey homérico o basiléus dirigía al ejército y durante las campañas era la máxima autoridad. Pero no tenía los poderes centralizados del Minos cretense o del wanax aqueo, pues en tiempos de paz, si bien participaba en algunas funciones con la gerusía, quedaba subordinado a las decisiones de ésta.
La vida homérica giraba alrededor de las actividades del oikos y de la guerra. El valor guerrero era la cualidad humana más apreciada y, a su lado, el honor y la astucia. La amistad se tenía en alta estima porque se convertía en una alianza, de la que cabía esperar lealtad.
En el mundo homérico se desarrolló una concepción religiosa que transformó las creencias tradicionales, pues surgió una religión humanista que algunos estudiosos han calificado de revolucionaria. Esta humanización posteriormente se extendió a otros campos de la cultura griega como la filosofía y las artes.
En la sociedad homérica desapareció la escritura, pues ya no había palacios en los que entraran y salieran grandes cantidades de productos, por lo tanto no era necesario llevar registros escritos. Los poemas homéricos, la Ilíada y la Odisea, se divulgaron mediante tradiciones orales y constituyen una de las riquezas culturales de esta época. La figura de Homero, de quien hay toda una serie de discusiones denominadas "la cuestión homérica", se convirtió desde la antigüedad en uno de los autores más respetados
Época arcaica
La mejora de las técnicas de agricultura, la autosuficiencia del oikos, la acumulación de bienes muebles en algunas familias y el trabajo esclavo, produjeron un incremento de la población, por lo que la antigua propiedad familiar resultó insuficiente. se permitió legalmente la enajenación de tierras, con lo que surgió la propiedad privada sobre los bienes inmuebles.
Entre las formas de enajenación de las tierras, cabe mencionar las deudas que los campesinos de escasos recursos contraían en épocas difíciles (guerras, inundaciones, entre otros factores), poniendo como garantía sus tierras La esclavitud por deudas se extendió en los primeros tiempos de la época arcaica.
Se conformó una sociedad de clases. Los aristoi eran los propietarios de las mejores y más extensas tierras. Los georgoi eran los pequeños campesinos. Los thetes eran jornaleros sin tierras. Artesanos (demiurgoi) y comerciantes (con distintas denominaciones de acuerdo con su práctica específica), no tenían tierras pero sí un pequeño capital que les permitía vivir por cuenta propia. Al final de la escala social, los esclavos eran en sí mismos propiedad privada o posesión estatal, dependiendo del lugar.
El comercio y la artesanía adquirieron un carácter privado y los griegos iniciaron un intercambio a nivel internacional. Como queda dicho, en la época arcaica los griegos colonizaron distintos lugares del Mediterráneo y del Mar Negro. La circulación de textiles, cerámica, metales y otros productos requirió de un sistema de pesos y medidas y las monedas griegas comenzaron a circular. El comercio griego se desarrolló vía marítima, por lo que hubo innovaciones en las técnicas de navegación (en esta época apareció el trirreme, embarcación con tres hileras de remeros) y se construyeron puertos.
Como resultado de estos cambios surgió en el mundo griego la polis, una nueva forma de Estado que comprendía un pequeño territorio (si se compara con los estados actuales), definido por fronteras naturales, con un núcleo urbano y una zona rural conformada por aldeas. La artesanía y el comercio se concentraron en la parte urbana, en mercados y barrios especializados. De ahí que también muchos cultos se trasladaran a la ciudad y se construyeran templos. Y dado que la población se concentró en las ciudades, éstas fueron el foco de la vida política. El ágora era una plaza con funciones de mercado y con el tiempo se convirtió en centro de reuniones políticas. Cobró importancia la figura del ciudadano, hombre libre perteneciente a la polis con una serie de derechos y obligaciones para con su comunidad y cuya principal obligación era el servicio militar. La libertad comenzó a concebirse como una condición humana valiosa, pues sólo los que poseían libertad gozaban de derechos y podían tomar decisiones en mayor o menor medida con respecto a su porvenir. Ahora bien, la situación económica también era importante pues solamente el que era propietario podía ser plenamente libre.
En la polis de la época arcaica hubo dos formas principales de gobierno: la aristocracia y la tiranía. La primera se dio como resultado del fortalecimiento de los aristoi, quienes dominaron la política a través de la gerusía, organismo que impartía justicia y legislaba en función de los intereses de ese grupo. La tiranía fue producto de las luchas sociales, pues en el conflicto de intereses por las tierras. El tirano era respetado por su comunidad y sólo cuando algunos tiranos abusaron del poder, el cargo se desprestigió.
Dentro de las distintas formas de desarrollo destacan dos extremos, el de Esparta y el de Atenas. La polis espartana se formó a raíz de la invasión doria y de que los conquistadores ocuparon el territorio de Laconia y Mesenia.. Los espartiatas conformaron una aristocracia y eran el único grupo que gozaba de derechos de ciudadanía. Los ilotas no sólo carecían de libertad y de cualquier derecho, sino que, en el caso de ser requeridos debían participar en las guerras apoyando a Esparta. Debido a sus condiciones de vida llegaron a rebelarse en forma masiva. Un tercer grupo eran los periecos, personas libres pero sin derechos, que al parecer se dedicaban al comercio y a la artesanía; eran marginales, pues la principal rama económica era la agricultura.
Todos los grupos sociales debían participar en la guerra, por lo que la educación tenía un carácter militar. Esparta tenía una forma de gobierno aristocrático. Como se puede apreciar, los reyes tenían poderes limitados.
Por su parte, Atenas representaba la forma más desarrollada y dinámica de polis en la época arcaica. Ahí se produjeron los cambios que se han mencionado: el surgimiento de la propiedad privada sobre la tierra, la aparición del comercio y la artesanía privados, el crecimiento de la esclavitud, el desarrollo de clases sociales, así como conflictos sociales en torno a la posesión de tierras.
La época arcaica no sólo fue un periodo de transformaciones económicas, sociales y políticas, sino que se llevó a cabo una revolución en el campo cultural. Una de sus manifestaciones fue la reaparición de la escritura ya en lengua griega, lo que se vincula tanto con las necesidades comerciales de llevar registros, como con las luchas políticas y la aparición de leyes escritas. Pero la escritura fue más allá, llegó al campo de la literatura. Otro de los aspectos culturales revolucionarios fue la aparición de la filosofía en relación con la ciencia. La llamada escuela de Mileto intentó explicar los fenómenos de la naturaleza, ya no a través del mito sino con la observación de la realidad y con un método crítico-racional. Una escuela decisiva fue la pitagórica, en Crotona (Italia), dejó importantes aportaciones para las matemáticas, con estudios de los números, la elaboración del famoso teorema de Pitágoras y la idea de un universo con un orden matemático, lo que a su vez influyó en el concepto de armonía en el arte. Así surgió la dialéctica en la filosofía.
La cultura de la época arcaica también fue el germen de las ciencias sociales.. Entre los siglos VI y V a.n.e. aparecieron relatos de viajes, descripciones de razas humanas, de costumbres y de acontecimientos históricos. Es decir, surgieron elementos de etnología, geografía, antropología, politología e historia.
En la religión griega de la época arcaica había dos tipos de cultos: los públicos y los secretos. Los públicos correspondían a festividades religiosas que podían ser locales (de una aldea rural), centrales (que competían a toda la polis, como las Panateneas en Atenas) y las comunes a todos los griegos (como las Olimpiadas o los cultos en Delfos). Los cultos secretos o misterios se realizaban en torno a deidades específicas (por ejemplo, Dionisos y Deméter) y los participantes debían someterse a un rito de iniciación para ingresar en una sociedad secreta. Entre los griegos también tuvieron auge los oráculos, una forma de adivinación de origen ancestral, que sin embargo adquirió tintes políticos. La pitonisa entraba en estado de trance para decir en forma simbólica lo que supuestamente la deidad le comunicaba.
Las artes de la época arcaica fueron el origen del arte griego clásico. En arquitectura se desarrolló el templo sostenido por columnas y coronado por un frontón, cuya planta se componía de pronaos y naos. También surgieron los órdenes dórico y jónico. En la escultura se dio un proceso de aprendizaje del manejo de la figura humana, en cuanto a su anatomía, movimiento y expresión. Sin embargo, en lo general las figuras arcaicas presentan cierta rigidez y sólo aparece esbozada una sonrisa: la "sonrisa jónica". Escasamente existen restos de pintura de este periodo y en ellos se ve la misma búsqueda que en la escultura con respecto a la figura humana. En cambio hay una gran variedad de piezas de cerámica, pues eran objetos apreciados en el comercio internacional. En cuanto a estilos, al principio predominó una cerámica geométrica, posteriormente una con influencia oriental decorada con motivos vegetales y animales, para llegar a la de figuras negras con fondo encarnado.
Época clásica
En el siglo VI a.n.e., los griegos de Jonia quedaron sometidos al imperio persa, como resultado de una expansión que se inició durante el reinado de Ciro el Grande y que abarcó amplias zonas, desde Asia Central hasta la zona sirio-palestina y Egipto. Pero en el año 500 a.n.e. se inició una insurrección de los jonios, lo que tradicionalmente se ha fijado como el comienzo de la época clásica en Grecia.
El levantamiento de los jonios fue sofocado por el aparato militar persa, pero los acontecimientos tuvieron un gran impacto en los sucesos posteriores. Dado que los atenienses habían apoyado a los jonios durante la insurrección, los persas, al frente del rey Darío, organizaron campañas militares a Grecia continental. Esto es lo que se ha denominado Guerras Médicas (492-449 a.n.e.), que fueron relatadas en detalle por Heródoto.
Durante las guerras contra los persas se utilizaron espías, embajadores y diferentes estrategias militares.
Durante el conflicto con los persas se había establecido una liga panhelénica cuya dirección estuvo a cargo de los espartanos, pero cuando pasó el peligro de invasión a su territorio no les interesó continuar en la guerra. En cambio, los atenienses tenían la intención de desalojar a los persas del Helesponto para imponer sus condiciones comerciales, pues los persas habían dejado el dominio del comercio marítimo de esta zona en manos de los fenicios
Mientras tanto, en el interior de Atenas se suscitaron conflictos políticos entre los aristócratas, que daban prioridad a los intereses vinculados con la tierra, y los demócratas, que representaban a los comerciantes y artesanos, los cuales se habían beneficiado con la guerra. En este contexto apareció un nuevo líder, Pericles, quien se enfrentó a la aristocracia y fue elegido sucesivamente como estratega. La asamblea popular o ecclesia se convirtió en el principal órgano de gobierno; ahí se designaban a los magistrados por elección o sorteo, se decidían las leyes y se ejercían funciones judiciales.
En medio de estas circunstancias se produjo una gran confrontación en el mundo griego, que desde la perspectiva del historiador Tucídides era la mayor de cuantas guerras habían existido. La Guerra del Peloponeso (431-404 a.n.e.) enfrentó a Atenas y Esparta a causa de sus rivalidades. La Guerra del Peloponeso fue una lucha por la hegemonía. La guerra se desarrolló primeramente en la Hélade, después se trasladó a Magna Grecia y Sicilia y, por último, se involucraron los pueblos de Jonia, aliados de los atenienses pero descontentos ante su dominio. En la fase final se unieron la liga del Peloponeso y los aliados inconformes de Atenas con los persas, quienes vieron una oportunidad para volver a intervenir en los asuntos griegos y fortalecerse. La guerra concluyó con la derrota de Atenas, que perdió su imperio y en su interior se produjo una crisis económica.
En las décadas que siguieron a la Guerra del Peloponeso se presentaron nuevos enfrentamientos por la hegemonía. Esparta la mantuvo por un tiempo, pero chocó con los intereses de los persas, quienes se aliaron a las póleis descontentas ante el poder espartano (Tebas, Corinto, Argos y Atenas
Las guerras por la hegemonía contribuyeron al quiebre de la economía de las póleis. La crisis afectó a unos y benefició a otros. Uno de los sectores más perjudicados fue el de los pequeños campesinos, pues la guerra destruyó sus cultivos y muchos optaron por vender su tierra a bajos precios, lo que fue aprovechado por sectores con suficientes recursos económicos
En medio de tales acontecimientos la cultura griega floreció como continuidad de lo que surgió en la época arcaica. El racionalismo y el humanismo permearon la cultura de esta época. En el campo de la filosofía, Parménides, de la escuela de los eleatas, sentó las bases de la lógica y la metafísica en torno a la idea del ser inamovible y absoluto.
A esta época corresponden los filósofos Sócrates, Platón y Aristóteles. Sócrates se ocupó de los asuntos humanos en un contexto en que la polis todavía daba una identidad. La política, los cultos, la familia, el matrimonio, la educación y la moral eran los temas que le preocupaban, todos sometidos a una revisión crítica a través de la mayéutica (un método de inducción a través del interrogatorio del interlocutor). Su discípulo, Platón, fundó una academia y sus ideas, expuestas en sus Diálogos, han sido objeto de revisión y de polémica a través de los siglos. Platón, que inició lo que se denomina filosofía idealista, concebía que la verdad radica en las ideas y que éstas son esencias y, como tales, entidades inmutables. Platón, que vivió en medio de la crisis del mundo griego clásico, diseñó un plan para salvar a la polis, consistente en la distribución de funciones entre los ciudadanos. Una parte debía producir los bienes y servicios; la otra se ocuparía en exclusiva de la guerra y la defensa de la polis.
En la época clásica se lograron avances en el campo de la medicina, en la que destacó la escuela hipocrática. Con base en la observación de casos particulares y el registro de datos acerca de las enfermedades, la escuela hipocrática desarrolló por primera vez un método experimental. En la actualidad se le reconoce cada vez más que los médicos, para ejercer su profesión, deben prestar el juramento hipocrático.
La poesía y el teatro tuvieron en esta época un desarrollo floreciente, pues recibieron el apoyo gubernamental. En la época clásica destacaron la tragedia, la comedia y el drama satírico. Las obras que nos quedan corresponden a la tragedia y a la comedia. La tragedia presentaba un asunto serio en relación con el pasado mítico y llegaba a una solución fatal. La comedia presentaba un asunto del presente que llegaba a un final festivo. Los poetas trágicos de los que se conservan obras completas son Esquilo, Sófocles y Eurípides, Y de la comedia antigua sólo quedan obras de Aristófanes, poeta que utilizaba la parresía o libertad de expresión permitida en la comedia para denunciar la corrupción y la ambición de gobernantes y ciudadanos.
El arte clásico se desenvolvió dentro de los ideales del humanismo, el naturalismo y el racionalismo. Por primera vez en el arte se dio prioridad a la belleza, entendida como la creación de lo perfecto. A pesar de los escasos restos de pintura, se sabe por las referencias escritas y las imágenes en la cerámica, que se manejó la perspectiva lineal y el contraste entre luces y sombras. En la arquitectura, se continuó empleando los órdenes dórico y jónico, pero a finales de la época clásica se comenzó a extender el uso del corintio. La arquitectura griega participaba de los ideales de proporción, equilibrio y armonía para lograr la perfección. Además de los templos, en la Grecia clásica se construyeron teatros, hipódromos para las carreras de caballos, palestras para el entrenamiento de los jóvenes en la gimnasia y estadios para la lucha libre. Los griegos aprovecharon los declives de las colinas para erigir sus construcciones. Destaca por su majestuosidad la Acrópolis de Atenas con una serie de templos, entre ellos el Partenón dedicado a la diosa Atenea (patrona de la ciudad). En la nao se encontraba su estatua con chapas de oro y marfil, esculpida por Fidias.
Época helenística
En tanto las póleis se enfrentaban a un desgaste en lo político y económico y los contrastes sociales se intensificaban, en el norte se fortalecía un reino, el de Macedonia.
Los macedonios, pueblo de pastores con fuertes lazos gentilicios y una nobleza dominante, eran considerados un reino atrasado, que apenas había sido aceptado como Estado griego a principios del siglo V a.n.e. Sin embargo, había desarrollado paulatinamente un comercio rentable, con la exportación de maderas, materia prima fundamental para la construcción de barcos, muy demandada durante las guerras por la hegemonía.
A la muerte de Filipo II lo sucedió en el trono su hijo Alejandro (356-323 a.n.e.), que fue respaldado por los oficiales leales a su padre. En su formación Alejandro recibió distintas influencias: de su padre la forma de conducir un Estado y sus ejércitos, de su madre gran parte de su carácter, de su tío Leónidas enseñanzas militares y de su maestro, el filósofo Aristóteles, conocimientos de política, geografía, historia y filosofía.
Al ocupar el trono se propuso continuar las conquistas iniciadas por su padre. Primero reafirmó la hegemonía de Macedonia en la Hélade y después extendió sus dominios. En los siguientes años, Alejandro Magno construyó un imperio por medio de la conquista de amplios territorios: el imperio persa, ya debilitado, Egipto y parte de India. Pero cuando comenzaba los preparativos para una campaña en la península arábiga murió, al parecer víctima de malaria. Su temprana muerte le impidió consolidar el imperio.
Alejandro, uno de los personajes más admirados de la historia, concibió un proyecto de imperio universal con la integración de los pueblos conquistados bajo su mando. Fundó plazas militares que dieron origen a colonias griegas y con el tiempo se convirtieron en centros de intercambio comercial (se formó una ruta entre el golfo Pérsico y India), para lo cual estableció un sistema monetario unificado. Alejandro gobernó con un poder centralizado e introdujo ceremonias de la monarquía persa, como la postración y, bajo influencias egipcias, se convirtió en un dios vivo al que se le rendía culto.
Las atribuciones que Alejandro adquirió como gobernante no fueron bien recibidas por algunos miembros de la nobleza macedonia que trabajaban dentro del aparato gubernamental, por lo que no faltaron las traiciones. Pero Alejandro las castigó con la muerte.
Con el deceso de Alejandro Magno se iniciaron las disputas por ocupar su lugar. El imperio de Alejandro se dividió en tres grandes reinos que tomaron el nombre de los generales que asumieron el poder en cada lugar: el Antigónida (por Antígono, en Macedonia), el Ptolomeo (en Egipto, gobernado por la dinastía Ptolomea) y el Seléucida (por Seleuco, en Asia occidental). En los siglos III y II a.n.e. perduró una rivalidad entre los grandes reinos que tenían la pretensión de revivir el antiguo imperio de Alejandro y, por lo tanto, de conquistar a sus rivales y a los reinos pequeños (como Rodas, Pérgamo y el del Ponto), mientras estos últimos intentaban mantener su independencia. Pero en el siglo II a.n.e. unos y otros sucumbieron bajo el poder de Roma.
Si el imperio de Alejandro no permaneció unido, en cambio, en materia cultural, lo griego se abrió a las influencias de los pueblos orientales con los que entró en contacto; en especial, con los egipcios y los persas, incluida en estos últimos su tradición mesopotámica. La cultura helenística fue entonces el sincretismo entre lo griego y lo bárbaro.
Atenas conservó su tradición cultural, pero emergieron nuevas sedes, principalmente Alejandría en Egipto; Siracusa y Tarento en Sicilia e Italia, respectivamente, así como Rodas y Pérgamo. El caso de Alejandría fue notable. Ptolomeo fundó ahí la famosa biblioteca, un museo y un zoológico. La biblioteca albergó el mayor tesoro bibliográfico de la antigüedad y el zoológico recibió todo tipo de ejemplares de diversas partes. Ptolomeo acogió en la ciudad a hombres de ciencia, artistas y filósofos para que ejercieran su profesión con libertad. Se puede decir que Ptolomeo estableció lo que hoy llamamos política cultural.
En esta época se desarrollaron con autonomía de la filosofía algunas ramas de la ciencia. Éste fue el caso de la física, las matemáticas y la astronomía, por un lado, y la medicina por el otro. Por citar algunos ejemplos, cabe mencionar a Arquímedes de Siracusa, matemático y físico, que desarrolló el cálculo integral e inventó una serie de máquinas de guerra; a Eratóstenes que estableció la esfericidad de la Tierra y propuso medidas con base en cálculos matemáticos. Aristarco de Samos y Nicetas de Siracusa concibieron un sistema heliocéntrico, pero, dada la fuerza de la escuela aristotélica, en el siglo II a.n.e. terminó por predominar la concepción geocéntrica con las tesis del astrónomo y astrólogo Ptolomeo, mismas que perduraron durante la Edad Media. En medicina se avanzó en el conocimiento de la anatomía humana mediante la práctica de disecciones, que se hacían en cadáveres
En la filosofía, además de las influencias aristotélicas destacaron dos escuelas: el epicureísmo que manejaba la idea de felicidad y placer mediante la mesura y no el desenfreno; y el estoicismo que sostenía el principio ético de vivir de acuerdo con la naturaleza, aceptando racionalmente el orden de las cosas.
En el campo de la lengua se desarrolló la oratoria, la comedia nueva (con Menandro), la crítica literaria y la gramática. En las artes plásticas, bajo influencias orientales se hicieron construcciones monumentales (tumbas, altares). En la escultura se transitó del idealismo al realismo, en el que la belleza radicaba en la perfección que se lograba en la representación de la realidad y no en la creación de un ideal. El arte tuvo nuevos temas, como el retrato de seres humanos de cualquier edad, condición social, origen geográfico, incluso personas deformes (enanos, jorobados). En esta época se crearon la mayoría de las obras (escultóricas y arquitectónicas) que en la antigüedad fueron consideradas como las siete maravillas del mundo.
Actividad 23. Lectura de texto. Análisis de los fenómenos del ciclo de las culturas. Cultura grecolatina (INITE, 2009).
o Desarrollar el cuadro con la información necesaria.
o Ilustrar cada una de las épocas.        

 


Aportaciones Culturales
Aportaciones Sociales
Aportaciones Científicas

Cultura minoica o cretense



Cultura aquea o micénica



Época homérica



Época arcaica



Época clásica



Época helenística




Roma.
Cuando los romanos conquistaron a los griegos, en un proceso que abarcó del siglo IV al II a.n.e., a su vez se vieron subyugados por la cultura helénica; sin embargo, no fue generalizada la aceptación; en Roma surgieron voces en contra, ya que el influjo helénico se veía como una amenaza a sus tradiciones. Pero el helenismo se impuso y los romanos asimilaron la cultura griega, sólo que le imprimieron su propio sello. Lejos estuvieron los romanos de ser meros imitadores de lo griego, pues recibieron influencias de otras culturas, primero de los etruscos y posteriormente de pueblos orientales, que se integraron a la cultura latina, de lo cual resultaron combinaciones interesantes.
(Rueda, 2009)
En la historia romana se distinguen tres periodos principales: la monarquía, la república y el imperio. Los dos últimos se han subdividido y la cronología se ha establecido, ya sea según la tradición o con fechas propuestas posteriormente. Como sucede frecuentemente en la historiografía, las fechas de la historia romana son cortes en gran medida arbitrarios pero necesarios para estudiar los procesos. Por lo anterior es menester considerar los cortes cronológicos como meras aproximaciones.

La monarquía romana
La península itálica fue poblada a partir de una serie de oleadas migratorias que se realizaron en distintos tiempos y que tuvieron diferente origen, algunos resultan conocidos como el de los griegos (procedentes de la Hélade), o el de los pueblos italiotas (indoeuropeos), pero otros son de origen desconocido, como los etruscos.
El origen del pueblo romano es un tema polémico, ya que hay distintas versiones pues los escritores antiguos mezclaron los hechos históricos con mitos y leyendas, en tanto que a partir de la arqueología se han construido otras explicaciones. La versión tradicional, recogida por el poeta Virgilio en la Eneida, señala que al terminar la guerra de Troya, el héroe Eneas (hijo de Venus), salió huyendo y después de pasar por diversos lugares llegó al Lacio. Ahí se unió con la hija del rey Latino y gobernó en una nueva ciudad, Lavinia. Entre sus sucesores hubo dos hermanos, Rómulo y Remo, quienes de pequeños habían sido arrojados al río Tíber por un tío que usurpó el trono, y que habían sobrevivido al ser amamantados por una loba y posteriormente recogidos por un pastor y su esposa. Al crecer, los jóvenes se dieron cuenta de su noble origen, recuperaron el trono que les correspondía y decidieron fundar una nueva ciudad. Pero surgió entre ellos la rivalidad y Rómulo mató a Remo, convirtiéndose en rey de la nueva ciudad, que en adelante sería conocida como Roma. Versiones antiguas se referían a la Roma cuadrada, como el núcleo más antiguo de población, en el monte Palatino, y otra posterior se refería a la "ciudad de las siete colinas".
La arqueología, en cambio, señala que la ciudad tuvo un proceso de formación paulatino. Todo indica que los núcleos de población más antiguos, con una cultura neolítica, se asentaron en el monte Palatino y gradualmente se poblaron las colinas cercanas. En el siglo VIII a.n.e. Roma no existía como ciudad, sino que había una serie de aldeas con habitantes de origen sabino y latino. Por estos tiempos llegaron a la zona los etruscos, quienes habitaban en el norte de la península. Los etruscos, organizados en una confederación de reinos, extendieron su dominio hacia el sur, al Lacio y a la Campania, de modo que la población de la zona que se convirtió en Roma fue conquistada. Los pueblos que participaron en la formación de Roma fueron los etruscos, los latinos y los sabinos. Curiosamente, los romanos nunca admitieron el dominio que los etruscos ejercieron en Roma durante un tiempo.
Del primer periodo de la historia romana se conservaron los nombres de siete reyes: Rómulo, Numa Pompilio, Tulo Hostilio, Anco Marcio, Tarquino Prisco, Servio Tulio y Tarquino el Soberbio. Las noticias sobre los primeros cuatro son inciertas y a los tres últimos se les ha identificado como etruscos. Durante la monarquía, Roma se convirtió en un Estado gobernado por un rex con poderes centralizados (semejante al de los reyes etruscos). A su lado, había un senado, consejo compuesto por los patres, jefes de las familias patricias o nobles. En la medida en que el poder real se consolidó, el senado quedó subordinado; también se organizó un ejército dividido en centurias y se establecieron los colegios sacerdotales, los principales ritos públicos (de carácter etrusco, como los augurios), un calendario y se construyeron templos bajo los cánones etruscos. Las versiones tradicionales hablan de una política que admitía extranjeros (peregrini), que pobló la zona y favoreció el poder de los etruscos. Asimismo, se construyeron obras comunales como la Cloaca Máxima (aún existente), murallas y fosos. Las crónicas se refieren a las guerras que los romanos sostuvieron con otros pueblos y en la mayoría de los casos se registran victorias romanas. Sin embargo, no hay que olvidar que era una etapa de expansión etrusca y que por lo menos durante un tiempo dominó Roma.
La sociedad romana del periodo monárquico estaba estructurada, a semejanza de los etruscos y los griegos, en torno a la gens o grupo familiar amplio, sólo que unas cuantas familias de patricios eran poseedoras de las mejores tierras y frente a ellos, los demás, los plebeyos, estaban subordinados. La gens romana durante la monarquía tenía un jefe, el pater, quien tenía la autoridad absoluta sobre cualquiera de sus miembros. Las familias patricias podían adoptar extranjeros, que quedaban en calidad de clientes y tomaban el nombre familiar. La agricultura era la base de la economía, pero bajo los auspicios de los etruscos se desarrollaron la artesanía y el comercio.
El final de la monarquía tiene una historia legendaria como la de su origen. En este caso se trata de una violación que el hijo del rey Tarquino el Soberbio cometió supuestamente en la persona de Lucrecia, esposa de un noble y mujer reconocida por su virtud. Según la tradición, la familia de Lucrecia y sus amigos más cercanos vengaron a la joven, que se había suicidado por la vergüenza, levantando al pueblo en contra del rey y su familia. Con estos hechos concluiría la monarquía y se iniciaría la república. Sin embargo, más allá de esta tradición se sabe que efectivamente los tarquinos fueron expulsados de Roma y que intentaron infructuosamente recuperar el poder. Las fuentes romanas no son muy claras, pero todo indica que se dio un proceso de transición entre las instituciones monárquicas y las republicanas.
La república romana
Cuando concluyó la monarquía se inició un periodo de transición económica, social y política. Ante la supresión del poder del rey, el senado se fortaleció y paulatinamente se formaron magistraturas. A esta primera etapa se le denomina república aristocrática y se caracteriza por la lucha entre patricios y plebeyos; los primeros buscaban mantener su poder y privilegios; los segundos lucharon por lograr derechos como la igualdad jurídica y la participación política.
La república romana se constituyó a través de un proceso complejo. Sus elementos constitutivos fueron: la ciudadanía, los comicios, el senado y los magistrados. El ciudadano, como en el caso de Grecia, era el varón en edad de cumplir el servicio militar, libre y sin delitos, y que podía participar en los comicios, en el senado y en las magistraturas. En los primeros tiempos esta situación estuvo limitada a los patricios, pero los plebeyos mediante la presión lograron la aprobación de leyes que les dieron derechos de participación. Las condiciones para ser ciudadano no se aplicaban a las mujeres ni a los esclavos y, por lo tanto, al igual que en Grecia, quedaron excluidos.
Los comicios o asambleas donde se tomaban decisiones a través del voto, tuvieron un proceso de cambio. Al parecer existieron desde la monarquía pero su función era marginal y limitada a asuntos militares, además de tener una estructura gentilicia. En la república se les dio una organización militar (por centurias) y con el tiempo se estableció una división territorial (por tribus), que fue la más desarrollada. En los comicios tribales se decidía la guerra y la paz, se elegía a la mayoría de los magistrados y se ratificaban las leyes. Durante los conflictos entre patricios y plebeyos, la asamblea plebeya o concilia plebis se convirtió en un vehículo de lucha por parte de los plebeyos a través de su representante, el tribuno de la plebe.
El senado sobrevivió a los cambios, pero se transformó. En la república aristocrática el senado estuvo compuesto por patricios y representaba los intereses de este sector. Pero cuando los plebeyos ganaron presencia política, también pudieron acceder al senado, siempre y cuando fuera probada su capacidad militar y política. A su lado gobernaban una serie de magistrados: los cónsules (presidían los comicios y tenían el mando del ejército), el dictador (nombrado en situaciones extraordinarias para salvar a la patria), los pretores (convocaban a la guerra y hacían detenciones), los censores (elaboraban el censo de ciudadanos y vigilaban las costumbres), los cuestores (con funciones de tesoreros), los ediles (a cargo de las obras públicas), además de los que se vinculaban con los cultos y las creencias, como los pontífices y augures.
Durante la larga época republicana, la situación de Roma con respecto al exterior tuvo cambios radicales. En los primeros tiempos republicanos la ciudad fue atacada por los pueblos vecinos de las montañas por su debilidad. Y, en el año 390 a.n.e., sufrió una invasión de los galos, que llegaron por el norte. Roma fue saqueada e incendiada. Después de esta experiencia se operaron una serie de reformas en el ejército romano, entre las que destacan la asignación de sueldo a los soldados, la organización de los campamentos militares, la división del ejército en dos legiones, el mejoramiento del armamento y el ordenamiento de tres líneas de combate, que se colocaban de acuerdo con la experiencia.
En los siguientes siglos Roma se enfrentó a una serie de guerras, de las cuales se pueden distinguir dos etapas. En la primera, conquistó gradualmente a sus vecinos de la península itálica (guerras samnitas y guerra contra los griegos del sur de Italia) y, al ocupar una posición preponderante formó una confederación latina en la que los pueblos vencidos fueron incorporados en calidad de socii o aliados, con la obligación de apoyar a Roma en sus guerras..
En la segunda etapa, Roma se expandió hacia el mar. Pero antes hubo de enfrentarse con Cartago, pueblo de origen fenicio, que era la principal potencia marítima y comercial en el Mediterráneo occidental ubicado en el norte de África (en el actual Túnez). Durante las Guerras púnicas (la primera, de 264 a 241; la segunda, de 218 a 201 a.n.e.), Roma formó una flota, anuló el poder de Cartago y comenzó la conquista del Mediterráneo. A la vez, ocupó Hispania y en seguida los romanos dirigieron sus intereses hacia el oriente, al mundo helenístico, donde penetraron interviniendo en sus asuntos internos y bajo el principio de: ¡Divide y vencerás! Al iniciarse el último tercio del siglo II a.n.e., los griegos habían sido incorporados a Roma. En esta nueva fase los pueblos conquistados fueron asimilados ya no como aliados, sino como provincias, Funcionarios romanos fueron enviados a las provincias para gobernar, encabezados por un procónsul, pero que dependían de las decisiones que se tomaban en Roma. Con los funcionarios llegaron también soldados que se convirtieron en colonos.
Al concluir la conquista de Grecia se había formado un vasto imperio. Sin embargo, al mismo tiempo se inició un proceso de crisis de la república, debido a factores como el desarrollo del latifundio, la concentración masiva de esclavos, la lucha por el poder entre el orden senatorial y el orden ecuestre, el crecimiento de la población proletaria que, ante sus carencias económicas era fácilmente corruptible. La estructura política de la república en estas condiciones resultaba insuficiente ante el inmenso territorio que se debía administrar.
Entre las manifestaciones de la crisis republicana, conocida también como revolución romana, destacan las guerras contra los socii, quienes buscaban compartir los derechos de ciudadanía con los romanos y llegaron a rebelarse (91-89 a.n.e.) y a instaurar dos federaciones en la península itálica, cada una con su propio gobierno.
Una tercera manifestación de la crisis republicana fueron las guerras civiles a través de dos partidos, el de los optimates, que representaba los intereses del orden senatorial (latifundistas) y el partido de los populares, dirigido por el orden ecuestre (grandes comerciantes y artesanos) y que también aglutinaba a los pequeños campesinos y al proletariado. Pero la oposición hizo fracasar las reformas y los demagogos utilizaron el "pan y circo" para atraer votos. En otro momento hubo dictadores como Sila (82-79 a.n.e.), que concentraron el poder personal y lo usaron para perseguir, desterrar, confiscar o mandar asesinar a los opositores. Posteriormente destaca la alianza que hicieron Pompeyo, Craso y Julio César (miembro de una de las familias más antiguas de Roma) en el primer triunvirato, por medio del cual se repartieron el poder y la administración de los territorios. Ésta fue la época en que Julio César conquistó las Galias. Pero al morir Craso se entabló una lucha entre Pompeyo y César, de la cual salió victorioso César (lo persiguió hasta Egipto, en donde Pompeyo murió y César conoció a Cleopatra) sólo que al poco tiempo fue asesinado (44 a.n.e.).
Con Julio César la República llegaba a su fin y la concentración del poder personal preparó el camino para la formación de una nueva monarquía. Sin embargo, César nunca se atrevió a coronarse.
La República romana concluyó tras la lucha civil entre Octavio, sobrino y heredero de César, y Antonio, lugarteniente de César. Aliados en un principio, junto con Lépido (segundo triunvirato) para perseguir a los asesinos de César, posteriormente entraron en conflicto por el poder. Antonio se unió con Cleopatra y Octavio utilizó esto para desprestigiarlo ante el pueblo. Como es sabido, Antonio y Cleopatra murieron y Octavio se quedó en el poder dando inicio a la etapa del Imperio.
Con respecto a la cultura romana, antes del siglo III a.n.e. la información es escasa, aunque se tienen noticias de un arte popular oral bajo la influencia itálica y etrusca. Un ejemplo son los fescenninos, cantos satíricos en verso que se acompañaban con danzas y se realizaban durante las cosechas. Los romanos heredaron las actividades adivinatorias de los etruscos y, como se ha dicho, los augures eran funcionarios que se encargaban de dicha actividad.
Con la conquista del mundo helenístico los romanos cayeron bajo el influjo de la cultura griega. Las familias nobles comenzaron a enviar a sus hijos a estudiar a Grecia y muchos aprendieron la lengua griega y leyeron a los autores clásicos. También se tradujeron al latín a Homero y a los poetas trágicos, y en Roma surgieron los primeros autores de tragedia (Nevio y Ennio) y comedia (Plauto y Terencio). Asimismo, los romanos estudiaron la filosofía griega y tomaron ideas del neoplatonismo, el estoicismo y el epicureísmo. Así surgieron autores eclécticos como Cicerón (Tratado de las leyes, La república, De la naturaleza de los dioses) Hasta en la religión, los romanos identificaron a los principales dioses griegos con sus propios dioses.
En la arquitectura y las artes plásticas se aprecia tanto la influencia etrusca como la griega. Para sus construcciones utilizaron las columnas griegas clásicas, pero con variantes; el toscano (utilizado por los etruscos) era una variante del dórico y el orden compuesto era una combinación del jónico y el corintio. De los etruscos también aprendieron a emplear en sus construcciones el arco, la bóveda y la cúpula. En la escultura desarrollaron el relieve y el retrato; este último con un tratamiento realista, a partir de las tradiciones etruscas.
 El principado
La formación del poder personal con el apoyo de los ejércitos en la etapa de la crisis republicana, dio origen a una forma de gobierno distinta, el principado, que se convirtió en una monarquía.
Octavio, el heredero de Julio César, una vez que triunfó sobre sus adversarios (31 a.n.e.), gobernó como César (nombre que se convirtió en título), como princeps senatus (es decir, primer senador), como imperator (con el mando sobre las tropas) y comenzó a ser llamado Augusto. sentó las bases de un gobierno monárquico y con ese criterio estableció una serie de reformas. Además marginó a los libertos, .Con el fin de restaurar antiguas costumbres, instituyó leyes para castigar el adulterio y propiciar los casamientos. En su política exterior, Octavio Augusto no prosiguió las grandes guerras de conquista del periodo anterior, sino que sus enfrentamientos con otros pueblos tuvieron el propósito de consolidar conquistas y fronteras
Durante el periodo en que gobernó Octavio Augusto se dio un gran desarrollo cultural. el centro del imperio, recibía cuantiosos recursos económicos. El arquitecto Vitruvio estableció los principios fundamentales para la construcción de edificios y en sus descripciones incluyó las enseñanzas de los griegos. A este periodo se le ha denominado la Edad de Oro de la literatura latina, debido al desarrollo alcanzado. Desde el poder y la riqueza surgieron dos círculos de poetas, que eran apoyados por hombres ricos o influyentes: Mecenas y Mesala. Destacaron sobre todo Virgilio, que compuso una versión poética de los orígenes de Roma; Horacio, que escribió odas, epístolas y sátiras (un género del todo latino); y Ovidio, el poeta del amor.
Octavio Augusto gobernó largamente hasta su muerte en el año 14 d.n.e. Sin embargo, desde tiempo atrás le preocupó la sucesión, por lo que en distintos momentos nombró a diferentes herederos entre sus hijos y sus nietos. Pero todos murieron antes que él y sólo quedó su hijastro Tiberio, hijo de su segunda esposa Livia.
Al morir Octavio le sucedió Tiberio y con esto se inició el gobierno de las dinastías. Entre los siglos I y III hubo cuatro dinastías: los Julio-Claudios (14-68), los Flavios (69-96), los Antoninos (96-180 o 193) y los Severos (193-235).
Los Julio-Claudios eran miembros de la familia formada por Octavio y Livia, por lo tanto parientes entre sí, que crecieron en una época de prosperidad, gracias a las conquistas y superados los conflictos de la última etapa republicana. El desequilibrio psicológico se manifestó en los emperadores (hay que recordar los casos de Calígula y Nerón). El último gobierno, el de Nerón, concluyó con un movimiento de oposición de la nobleza, apoyado por gobernadores de algunas provincias al que se agregaron soldados, y con una rebelión de grandes alcances, en Judea.
Después de una breve crisis política caracterizada por la inestabilidad (en menos de dos años hubo tres emperadores), el senado reconoció como emperador a Vespaciano, que fundó la dinastía Flavia, en la que gobernaron por turno, el padre y sus dos hijos. Con esta dinastía la monarquía dependió cada vez más del apoyo militar, tanto de los pretorianos como de los soldados provinciales.
La dinastía de los Antoninos se conformó por medio de un sistema de adopción para garantizar la sucesión desde el poder.. Hubo periodos de guerra y de paz. El imperio llegó a su máxima expansión (con Trajano), pero también surgieron nuevas rebeliones (otra de judíos y una en Egipto) y comenzaron las incursiones de pueblos germanos (con Marco Aurelio) ante la vulnerabilidad de las fronteras.
Durante el principado continuó el desarrollo cultural iniciado en la época de Octavio Augusto. Roma tuvo que ser reconstruida en su mayoría tras el incendio del año 64, que ha sido atribuido a Nerón; En esta época se construyó el anfiteatro llamado Coliseo, en donde se llevaban a cabo los juegos gladiatorios. El Panteón, que se había iniciado en la época de Octavio, se concluyó.. En la época de Trajano se construyó un foro con mercado, templo, bibliotecas, una basílica y la Columna Trajana, un monumento destinado a ser tumba, en cuyo fuste se representó en relieve la guerra del emperador contra los dacios. El Arco de Tito, puerta conmemorativa, ostenta en relieve el triunfo de los romanos sobre los judíos tras la rebelión, concluida por el futuro emperador Tito.
La relación emperador-provincias se expresó culturalmente en la romanización del imperio, a través de la difusión de la cultura latina a lo largo y ancho y, a su vez, en la influencia de las provincias hacia Roma.
En la literatura latina figuran autores que van del discurso moral a la sátira, describiendo a la sociedad de su época. Destacan Juvenal (el más mordaz), Petronio, autor de El Satiricón, Marcial con sus epigramas satíricos y Séneca, que cultivó la filosofía, el teatro y la ciencia. Plinio el Viejo se ocupó de asuntos relacionados con la física, la astronomía, la botánica, la zoología, la mineralogía y la medicina. Y Galeno escribió su famosa obra Arte médica, que estableció las bases de la medicina en los siguientes siglos.
Entre el siglo I y el II, la desesperanza del pueblo judío debido a la explotación de que era objeto por los romanos y por su propia cúpula gobernante, tuvo diversas respuestas. Una fue las rebeliones, otra la proliferación de sectas, como los bautistas, los esenios y los cristianos. Estaba en gestación una nueva religión.
Crisis del Imperio romano
Cuando concluyó la dinastía de los Antoninos, surgieron varios emperadores en distintas partes del imperio, hasta que Septimio Severo restauró la unidad con apoyo del ejército e inició el periodo de los Severos. El poder dependía del ejército, por lo que se aumentaron sus salarios y les otorgaron recompensas.. Al final de esta época el imperio era ingobernable, la piratería y el bandolerismo se extendieron y en los siguientes cincuenta años (235-284) predominó la inestabilidad, con reinados breves, constantes pronunciamientos y golpes de Estado. Era la crisis del siglo III.
En la historiografía han surgido polémicas con respecto a las causas de la crisis generalizada del Imperio Romano. Se han señalado causas económicas, la falta de gobernabilidad y corrupción, o las invasiones de tribus germánicas. En realidad no existe una causa única, sino que hubo diversos factores que interactuaron. En principio hay que revisar la situación de los latifundios, unidades económicas básicas en el Imperio Romano, que hasta el siglo I a.n.e. eran trabajados por esclavos, por aquel entonces sumamente baratos debido a su afluencia por las guerras de conquista. Sin embargo, desde la época de Octavio Augusto se frenaron las guerras expansivas, por lo menos con los alcances que hasta entonces tuvieron y en adelante las conquistas no eran proporcionales con los requerimientos de esclavos en los latifundios y en los talleres artesanales. Al agotarse la principal fuente de esclavización, hubo una disminución en la producción y, en consecuencia, un aumento de precios en los artículos agrícolas y artesanales. La tradicional distribución de trigo por parte del Estado se dificultó y se ensayaron otras soluciones como los alimenta que mencionamos antes. Al extenderse la crisis hubo amenaza de hambre y apareció la delincuencia.
Entre las soluciones, cabe destacar el colonato, al principio aislado y después extendido. Los latifundistas podían compensar la baja productividad si una parte de la tierra la daban en arrendamiento, con lo cual la tierra seguía produciendo y ellos obtenían una renta segura. Con el tiempo las ciudades se volvieron inseguras y se produjeron migraciones al campo, que contribuyeron a fortalecer el latifundio y a sus propietarios.
A lo anterior hay que agregar el debilitamiento de la monarquía y su dependencia del ejército. Ante esta situación la crisis económica limitó las posibilidades de darles un buen salario y otras dádivas, por lo que las fronteras quedaron inseguras y pudieron acceder por ellas pueblos bárbaros. El imperio hubo de dividirse en la parte occidental; la oriental; de ellas, la última sobrevivió a la crisis y al final del proceso se erigió en un imperio independiente, dando origen al Imperio Bizantino.
La crisis del Imperio propició la búsqueda de soluciones ideológicas de alivio. Entonces, se propagaron distintas religiones que compitieron entre sí: el cristianismo, el culto a la diosa egipcia Isis y al dios de origen persa Athis. El cristianismo, con sus ideas de igualdad y salvación, se difundió primero entre los esclavos, después entre las mujeres y finalmente entre diversos sectores sociales. Hay una relación entre la crisis del Imperio Romano y la divulgación del cristianismo, pero desde el poder se vio como una amenaza y se iniciaron las persecuciones.
Después de la crisis del siglo III el Imperio Romano tuvo que modificarse a tal grado, que para muchos historiadores el imperio del siglo IV es ya otra entidad política y económica.
Actividad 24. Lectura de texto. Roma, (INITE, 2009).
           Instrucciones: Realizar una línea del tiempo sobre la cultura romana, con los periodos considerados en el cuadro de periodos cronológicos.
o Desarrollar la línea con la información necesaria que especifique las características culturales de cada periodo histórico de Roma. o Incluir en cada periodo el nombre de un personaje que consideres relevante. o Ilustrar cada uno de los periodos.
Actividad 25. Lectura de texto. Roma, (INITE, 2009).
           Instrucciones: a partir de la lectura redactar un documento en el que se especifique cuáles fueron las causas de la caída del imperio Romano.
           Realizar en equipo de tres integrantes, consideraciones grupales que expliquen la crisis del imperio. o Desarrollar el documento con información sustentada.
o Utilizar materiales didácticos como apoyo. o Presentar el trabajo a todo el grupo.
Actividad 26. Collage.
           Instrucciones: a partir de las lecturas de Grecia y Roma elaborar en equipo de cinco personas un collage con los elementos de las civilizaciones griega y romana.
o Utilizar diversos materiales como apoyo. o Desarrollar el documento con imágenes representativas. o Desarrollar el trabajo con las características solicitadas..
La edad media
Europa retomó la experiencia y la historia de los pueblos mediterráneos en esos territorios que fueron abandonados por los romanos a los invasores germanos en el siglo V.

. LA EDAD MEDIA

EL IMPERIO
CRISTIANISMO Y PAPADO
En 771, Carlomagno, rey de los francos, heredó los territorios conquistados por su abuelo, Carlos Martel, y por su padre Pipino el Breve, y logró controlar un territorio que geográficamente era mayor que el propio Imperio Bizantino de entonces.
El siglo VII, el cristianismo era el factor principal que daba unidad a los diversos reinos germánicos surgidos sobre las ruinas del Imperio Romano.
En el año 800 Carlomagno fue coronado por el Papa, en Roma, como emperador del Sacro Imperio Romano Cristiano. La coronación legitimaba a ambos poderes, papado e imperio, pero, al mismo tiempo, la investidura aportaba argumentos para el futuro conflicto entre el emperador y el Papa.
Cada obispo era la máxima autoridad en su diócesis, la cual podía estar formada por uno o varios territorios. En medio de este mundo fragmentado, el obispo de Roma era reconocido como obispo primado, pero su poder era todavía limitado y aún tenía lazos de dependencia con el patriarca de la iglesia ortodoxa, quien debía confirmar a cada nuevo Papa. Con el tiempo, la distancia entre las dos iglesias cristianas fue haciéndose cada vez más profunda, hasta que sus lazos se disolvieron totalmente.
Durante el Imperio Carolingio se inventaron, por ejemplo, las letras minúsculas, pues antes, todo se escribía en mayúsculas Además, escritores cercanos a la corte de Carlomagno escribieron obras que retomaban a los clásicos.
Gregorio Magno, Papa entre 590 y 604, fue una figura fundamental en el proceso de consolidación del papado como un poder independiente de la Iglesia bizantina.
El Imperio Carolingio no sobrevivió mucho tiempo a la muerte de Carlomagno; las costumbres hereditarias de los francos se impusieron a los intereses de unidad imperiales y el territorio acumulado por las generaciones anteriores se repartió El fin del imperio no quiere decir que la sociedad medieval estuviera desorganizada; sin embargo, el pacto social hay que buscarlo en otra parte, no en la figura del rey. De hecho, la organización política de la sociedad medieval se basó en la articulación jurídica de relaciones entre personas, una estructura política que nos resulta muy ajena.
Los monasterios benedictinos se fueron extendiendo poco a poco por Europa, y tuvieron un papel fundamental en la cristianización, promovida desde Roma, de anglosajones, antiguos germanos. Para el siglo VIII, el papado, había sentado las bases para constituirse en uno de los dos poderes suprarregionales que, a nivel formal, caracterizaron a la Europa medieval: el papado y el imperio.


(Rueda, 2009)

Actividad 27. Análisis de documento.
• Instrucciones: a partir de la lectura del cuadro de la edad media redacta un documento en el que se especifiquen las características de la iglesia y su relación con el imperio. o Utilizar diversos materiales como apoyo.
o Desarrollar el documento con aportaciones personales analizando las características.
o Desarrollar el trabajo con el formato solicitado.
La formación del estado moderno.
Las monarquías medievales, luego de numerosos esfuerzos, habían conseguido incrementar su poder. De todas formas, el suyo era un poder muy reducido. Pero tras la crisis del siglo XIV y la posterior recuperación económica, los diferentes monarcas sabrían sacar provecho e incrementar su poder.       


LA FORMACIÓN DEL ESTADO MODERNO
EL IMPERIO
LA CRISIS
En la construcción de las grandes monarquías intervendrían diferentes factores, pues es claro que la sola voluntad de los reyes era insuficiente
La crisis del siglo XIV. Aceleró dos procesos que ya venían manifestándose desde tiempo atrás. El primero fue la disolución de las relaciones señoriales, que se vio incrementado, como ya he dicho, por la inversión de los burgueses en la agricultura. El segundo proceso fue el crecimiento de la propia burguesía.
Las transformaciones en el campo, producto de la crisis, estaban lejos de favorecer al campesinado
Burgués, para comenzar, era el habitante de las ciudades, a las que también se llamaba "burgos". Como puede imaginarse, las actividades desarrolladas en las ciudades eran variadas, pero muy diferenciadas de las tareas rurales.
En muchos casos la presión ejercida sobre los campesinos llevó a la quiebra a los señores feudales, quienes se vieron obligados a arrendar sus tierras a burgueses o a campesinos más afortunados
El establecimiento del comercio favoreció el crecimiento burgués. La mayor riqueza no podía invertirse tan fácilmente en la propia producción, pues había que vencer la reglamentación de los gremios. Así que se invertía en la compra de bienes lujosos o, como ya hemos mencionado, en otras actividades, como la agricultura o la ganadería.
En otras ocasiones los mismos nobles se vieron obligados a vender sus tierras. En cualquier caso se estaba produciendo un fenómeno de quiebra nobiliaria, de empobrecimiento campesino y de ascenso burgués
Tras la caída demográfica los señores feudales veían reducido su tributo, pues las cosechas se habían restringido también; por ello, preferían pedir a sus siervos que en lugar del tributo en especie acostumbrado, lo pagaran en dinero.
Todo ello empujaba a la transformación de las monarquías. Las medidas que las monarquías tomaron para resolver estos conflictos y, de paso, acrecentar su poder fueron: desarrollar un sistema jurídico como soporte de las relaciones con los súbditos; establecer un sólido aparato burocrático, capaz de administrar el reino; crear enormes ejércitos; formar un sistema amplio de impuestos; intervenir, por tanto, en la política económica y, por último, desarrollar un importante cuerpo diplomático.
Los siervos o campesinos tenían dos alternativas para pagar aquellos tributos. Una era reducir su propia cosecha para cedérsela al señor o contratarse como asalariados allí donde los burgueses los contrataran

(Rueda, 2009)
Si reflexionamos y comparamos aquellas instituciones con las de nuestra sociedad veremos que existe una gran similitud. Nosotros también tenemos un sistema jurídico, un cuerpo burocrático, un ejército, un sistema nacional de impuestos, el gobierno participa en la política económica, tenemos un aparato diplomático y nuestra población aunque ciertamente plural ha tendido a cierta homogeneización.
Quizás sean estas características las que han llevado a los historiadores a llamar a este Estado "moderno". Sin embargo, existen diferencias radicales entre aquellas instituciones y las nuestras. Perry Anderson nos diría, entonces, que aquel Estado parecería muy moderno, pero en el fondo tenía aspectos "arcaicos" que lo diferenciarían del nuestro. Conviene desarrollar, pues estos aspectos.
Actividad 28. Análisis de documento.
• Instrucciones: a partir del análisis de cuadro de La formación del estado moderno redacta un documento en el que se especifiquen las características de la iglesia y su relación con el imperio. o Utilizar diversos materiales como apoyo.
o Desarrollar el documento con aportaciones personales analizando las características. o Desarrollar el trabajo con el formato solicitado.
Elementos del sistema mexicano.

ELEMENTOS e ESTADO MODERNO
CARACTERÍSTICAS
Sistema jurídico
El aprovechamiento del derecho romano fue cada vez más útil para el nuevo Estado. Tenía dos vertientes: el derecho público o lex, que regía las relaciones políticas entre el Estado y los súbditos; y el derecho civil o jus, que regulaba las transacciones económicas entre los ciudadanos. Así pues, el derecho público era el instrumento para que el rey pudiera someter a sus súbditos, mientras que el derecho civil permitía el desarrollo burgués.
Ejército
Tan importante para el control era el sistema jurídico como un ejército poderoso. Aquellos reyes cuando pensaban en acrecentar la riqueza de sus reinos no pensaban en aumentar la productividad de sus campos o de sus talleres, simplemente se iban a la guerra para anexarse zonas ricas. Pero los ejércitos tenían otra función todavía más importante, sobre todo, durante el siglo XVII: la represión de aquellos agentes que atentaran contra el orden señorial, es decir, básicamente las masas campesinas.
Impuestos
Para conformar semejantes ejércitos, entonces los súbditos gravados con impuestos solían ser los campesinos, los burgueses y las corporaciones. Los nobles quedaban exentos de tales pagos. Pero este régimen fiscal sólo agravaba más la situación de los campesinos, pues además de los tributos que debían a sus señores ahora debían pagar al rey. La característica arcaica del sistema impositivo moderno radica en la manera de cobrar los impuestos. El rey daba concesiones a los particulares, a nobles, por supuesto. Ellos recaudaban los impuestos, pero no entregaban al rey la totalidad.
Burocracia
El solo cobro de los impuestos implicaba ya la necesidad de un aparato burocrático cada vez mayor, pero también era

necesario para ir imponiendo el gobierno real en regiones distantes. Un mundo de nuevos empleados fue necesario. Para ello se amplió el número de universidades, en las que se impulsaron las facultades de derecho canónico y derecho civil. Los nobles se quedaron con los virreinatos y con la dirección del ejército; Asimismo, en las chancillerías y audiencias regionales se contaron algunos hijos de nobles y numerosos abogados — se les llamaba "letrados"— formados en las universidades castellanas. Las universidades fueron el gran semillero de la burocracia regia. Cada vez, los juristas de origen burgués dominaban los principales cuerpos administrativos del reino.
Diplomacia
Sin duda, embajadores y embajadas existían desde la Edad Media, pero no estaban sistematizados y, sobre todo, el concepto de cristiandad englobaba a todos los hombres, borrando barreras particularistas La diplomacia procuraba la comunicación y la relación con otros. La finalidad de la diplomacia, por tanto, era el acrecentamiento de la monarquía.. Así pues, la finalidad última de la diplomacia era el matrimonio, por el cual un rey podía anexarse otro reino, sin disparar un solo cañón.
Política económica
Además de la política fiscal, la burocracia permitió al rey intervenir en los asuntos económicos del reino. la principal intervención económica de los monarcas absolutistas tuvo lugar en el siglo XVII. La conquista americana emprendida por la corona castellana, por ejemplo, se realizó como una iniciativa de particulares. El rey apenas aportó dinero, pero alentó aquella empresa de conquista mediante numerosas concesiones. No se trataba de una política coherente, sino de medidas asistemáticas. Asimismo, las ideas económicas de aquella época partían de que el volumen de comercio y de moneda circulante era estático, por lo que la salida de moneda de un Estado hacia otro implicaba un empobrecimiento del primero y un enriquecimiento del segundo A estas ideas se les ha llamado, genéricamente, mercantilismo. Entonces, todos los Estados estaban preocupados por exportar productos para atraer hacia sus reinos monedas

(Rueda, 2009)

Actividad 29. Cuadro comparativo.
• Instrucciones: a partir de la lectura del cuadro del estado moderno construye en equipo cuadro comparativo en el que se realice un análisis de comparación entre el estado moderno y las características del estado actual o Utilizar diversos materiales como apoyo. o Desarrollar el documento con aportaciones grupales. o Desarrollar el trabajo con el formato solicitado.
Cultura y civilización
En un principio la palabra cultura, equivalente a cultivo, se refería a las actividades del campo, al trabajo de la tierra para la obtención de los frutos deseados, esto es explicable por qué un campo en cultivo es diferente a un campo abandonado.
El concepto del vocablo cultura se transformó con el tiempo y se aplicó a las obras conocidas por el hombre en general parcialmente en cosas del espíritu. Fue en el siglo XVII cuando empezó a utilizarse en Europa esta acepción más elevada de la palabra cultura.
Un hombre culto ha de ser desde entonces un hombre de conocimientos, un individuo dedicado a los estudios, al saber, al cultivo de su inteligencia. Un hombre rudo, o inculto es por oposición un hombre poco cultivado, un individuo sin preparación.
El concepto de cultura como tarea individual, debe completarse con una concepción más amplia que abarque a la especie humana en su conjunto y con tal motivo puede hablarse de cultura como la suma de las creaciones humanas acumuladas en el transcurso de los años.
Desde ese punto de vista encontramos que esas creaciones han tenido características especiales según los distintos grupos, distintos países, distintos continentes.
Es por ello que aun cuando todos los hombres pertenecemos a la misma especie y somos esencialmente iguales, no es menos cierto que nos hemos diferenciado por la forma y fisionomía de la cultura elaborada en cada parte y en cada época. Debemos reconocer que a medida que los humanos nos comunicamos e interrelacionamos más, la cultura se universaliza también.
Todos los individuos, sin distinción, han gozado de los bienes de la cultura. Lo mismo el cazador que usa su hacha, que el científico que coopera a la desintegración nuclear. Todos los pueblos han tenido una cultura, por primitiva que sea o haya sido.
Algunos pueblos han forjado mayores bienes de cultura que otros, desde luego, pero ninguno ha sido ausente en esta tarea de transformación y creación a lo largo de las edades.
La pregunta es ¿cultura y civilización significan lo mismo?
En algunas naciones apenas hay diferencia en el empleo de una y otra palabra. En Francia e Inglaterra se habla sin distinción de ellas, Alemania por ejemplo prefiere establecer diferencias.
En realidad la palabra de civilización es mucho más reciente que la de cultura.
El vocablo de civilización tiene origen en civis, que se encontraba en palabras como civil o cívico y que tenía que ver con las civitas latina, por oposición a la vida en el campo, o a la vida de los barbaros. Ser civilizado vino a significar el ser refinado, el ser pulido, el saber comportarse ante los demás con cortesía.
Podemos afirmar, en general, que la cultura tiene dos acepciones fundamentales: una amplia genérica, que se refiere a toda la obra de los humanos capaz de convertirse en un bien de la vida y otra más restringida que es, la referente a ciertas formas más elevadas de la inteligencia, como la filosofía, la literatura o el arte.
A su vez la civilización puede considerarse como el conjunto de las obras referidas más bien a la transformación de la vida material, el uso de la técnica, el invento de la maquinaria y la disposición de objetos tangibles para satisfacer necesidades de toda clase.
Manual de historia de la cultura, Carlos Alvear Acevedo, LIMUSA s.a. México 2002

Actividad 30 Resolver el cuadro de reflexión.
• Instrucciones: a partir de la lectura de cultura y civilización, resuelve el cuadro de análisis.
o Desarrollar el trabajo con el formato solicitado.

ELEMENTOS CULTURALES
ANÁLISIS REFLEXIVO
Elementos que identifiquen una cultura

Diferencias entre culturas

Ejemplo de culturas universales y características de ella.


(Rueda, 2009)

Actividad 31. Actividades complementarias
• Se sugiere integrar ciclos de cine comentado, círculos de lectura, fototecas, videotecas, así como visitas a museos y consultas a espacios de divulgación. Para enriquecer los temas tratados.

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